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24 de enero de 2012

Una nueva vida

Ayer fue el primer día del resto de mi vida.
Quizás parece un poco dramático decirlo así, pero es cierto. Llevo años con mi vida condicionada por un miedo (concretamente, desde que me vine a Coruña a estudiar), y me lo he sacado de encima. O eso parece por el momento.

Hace unos años, cuando estaba en la ESO, la cocina de mi casa ardió dos veces, y las dos veces estaba yo delante. Tengo demasiado fresca la sensación de respirar aceite quemado. Durante una época le tuve miedo al fuego en interiores. Me dolía cada vez que alguien encendía un mechero en una casa, o cuando aparecía cualquier tipo de llama. Al poco tiempo se me pasó (influyó que yo tenía velas e incienso en mi habitación y los usaba), pero nunca fui capaz de encender un fogón en una cocina.
En mi casa tenemos vitrocerámica. Y las dos veces que ardió, las dos veces era vitrocerámica. En vitro siempre cociné sin problemas (salvo que sean huevos fritos o calamares, pero eso es porque saltan mucho xD), pero nunca fui capaz de encender un hornillo de cocina. Puedo sorportar que esté la llama encendida, pero era superior a mis fuerzas el provocar la llama. Y más con gas, que por eso explotan casas.
Solamente una vez fui capaz de encender un fuego, y sufrí. Fue en 1º, que quería comer espaguetis y estaba sola. Tuve que encender el fuego, y luego, cuando rompió a hervir quise regular la temperatura, se me apagó y tuve que volver a encenderlo. Lo pasé fatal, pero acabé comiendo los espaguetis. También resolví que no volvería a encender un fuego nunca.
Durante todos estos años, en los pisos siempre busqué que tuvieran vitrocerámica, pero no hubo suerte. Solamente encontré uno que la tuviese, y pasaron de mí cuando dije que tenía la cobaya (concretamente, cuando dije “consulta con tus compañeros si no les importa”, y el tío pasó de todo por no mover el culo).

Pero hace unos días me empecé a encontrar mal. Desde 1º fui adelgazando progresivamente, pasé de casi una 42 de pantalón a ahora una 38 escasa, en algunas marcas una 36. No voy a mentir, me gusta mi cuerpo y cómo está ahora. No estoy orgullosa de él, pero me siento mejor a la hora de vestirme, me siento menos cohibida. Aunque si engordo algo tampoco me voy a poner a hacer dieta para perder lo recuperado. No vale tanto la pena.
Si engordo es porque al no poder cocinar de verdad, en fuego, mi alimentación está muy limitada. En 1º casi todos los días me hacían de comer, en 2º algunos días venía David a comer y cocinaba él, y en 3º teníamos un horno que para algo servía. El resto del tiempo comía en la cafetería de la Facultad, normalmente de bocata aunque intentaba que siempre llevase lechuga o tomate, por limpiarme la conciencia un poco. Este año solamente tenemos microondas y una pequeña plancha eléctrica. Incluso el horno es de gas, y eso no lo enciendo ni borracha. Llevo todo el curso comiendo cosas a la plancha y cosas precocinadas calentadas en el microondas, con una variedad nula. Una vez me atacó la conciencia y quise hacer unas verduras a la plancha. Fracaso total. Volví al pollo con arroz, a la hamburguesa, y a las lasañas precocinadas.
El miércoles de la semana pasada me desperté mal. Me desperté despejada, pero al levantarme de cama me dio un mareo que normalmente se pasa a los pocos segundos, pero me duró minutos. Es el típico mareo de levantarse rápido porque llegas a clase, pero alargado en el tiempo. Intenté caminar hacia el baño y aunque yo sabía que iba recta, me caía hacia los lados. Me asusté. Fui a clase solamente porque si me daba un chungo alguien sabría qué hacer conmigo. Pasé el día mala, débil, aunque el mareo se fue pasando a lo largo de la mañana. No volví a despertar mareada, pero me di cuenta de que tenía mucho más sueño que antes, y durante unos cuantos días me sentí débil.
David me dijo que podía ser anemia, y aunque según internet los síntomas no concuerdan, no tengo dudas de que está causado porque como fatal. Me acojoné. Cuando tenga tiempo que pueda perder de días entre semana iré a que me hagan un análisis de sangre general y me digan más concretamente de qué tengo falta, pero mientras me propuse comer bien.
Y comer bien pasaba por encender los fogones para poder comer otras cosas.
Durante los fines de semana mi padre nos pone comida sana. Pescado y verduras, principalmente. Si no es plato de verduras es sopa hecha con agua de verduras, y esta vez le dije que me enseñase a hacer un guiso de guisantes, que lo había hecho otra vez y me había gustado. Y lo hicimos. No sé si habrá una cosa más fácil de hacer, la verdad xD
El domingo en casa hizo habas con almejas. Hizo habas a barrer y compró almejas a barrer (como también hizo guisantes para una tropa era que no tenía el día para calcular), y las almejas que sobraron me las traje para el piso. Primera necesidad que tenía para encender los fogones, porque no las iba a calentar en el microondas.
Así que cuando salí de clase pasé por un todo a 100, y compré el encendedor más largo que tenían. Al llegar al piso le dije a una de mis compañeras que me dijese cómo funcionaban esos fogones, y puse arroz a hacerse. Cuando estuvo listo, lo pasé a una sartén y le puse las almejas.
Y me hice la comida con fuego. Y hoy calenté los guisantes y le puse jamón y chorizo. Y tengo un antojo loco de croquetas de plástico, que voy a comer mañana. Y pasado voy a hacerme tallarines con verduras, que tengo las ganas de comerlos desde hace tiempo y nunca le digo a David que los haga.

Una nueva vida.
Lo que más me asustaba de tener una falta de alguna vitamina o algo así era tener que hacer dieta. Sigo cargando con la ansiedad (y seguirá siendo así, porque sin beca no hay manera de poder pagarme el psicólogo…), y la experiencia de comer podría ser mucho peor sin tener la flexibilidad de elegir algo que me apeteciese. De momento estos días me estoy sintiendo bien otra vez, y estoy ilusionada por cocinar y comer lo que de verdad me apetezca, no lo que me apetezca dentro de lo que el microondas me permite.

A ver si estas ganas de cocinar no se me pasan en 15 días y por pereza vuelvo al microondas xD

4 comentarios:

Sandra dijo...

Me alegro muchísimo de que hayas podido enfrentarte al fuego, no tanto por la razón por la que lo haces.

No seas perezosa y come bien, tu cuerpo y tu salud te lo agradecerán :)

¡Besos!

Isi G. dijo...

Aunque vuelvas al microondas por pereza, el hecho de poder encender el fuego y decir "voy a cocerme pasta/arroz para una semana" es ya un paso de gigante. Me alegro muchísimo porque hayas superado ese miedo :)

Un besazo y cuídate mucho!!

Shadows dijo...

¡¡¡¡¡BIEEEENN!!!!!
Yo aun pudiendo encender los fogones sin problema, la pereza es la pereza xD Pero es lo que dices, si comes algo al microondas será porque te apetezca, no por obligación. Y vas a tener a tu disposición toda clase de comidas ricas ¡hechas en cocina! Y, sobre todo, aumentarán las ganas de cocinar y experimentar con la cocina, ya verás =)

Respecto a lo de los mareos y debilidad (y que la duración de los efectos pueda verse alterada por la ansiedad), yo lo que hago es tener a mano un bote de multivitaminas. Hay días, como hoy, en los que me siento mareada y sin ganas de nada (catarro + regla + tiempo de mierda) y para que no me entre la paranoia y la ansiedad, me tomo las vitaminas. Por una parte calmas la ansiedad o la previenes, y si realmente estás falta de vitaminas, la vas supliendo. Es una manera de estar tranquila mientras no te haces un chequeo =)

Estela Rengel dijo...

Muy bien, nena, es un gran paso. Aunque haya costado un poco que de decidieses a hacerlo, lo importante ahora es no perder los avances, así que mantén eso de obligarte un poquito a hacer cosas en el fuego y si te sientes capaz, ve un poco más allá cada cierto tiempo, añadiendo cosas más difíciles, varios fuegos encendidos a la vez o incluso encender el horno de fuego. Mi abuela tenía uno de esos y hace unas pizzas que te cagas in the bragas. xDDDDDDDDDDD

Un abrazote y cuídate mucho. :)