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30 de enero de 2012

Los héroes

Creo a que a estas alturas todo el mundo sabe lo que pasó en la playa de Riazor el jueves por la noche. La difusión por internet ha sido enorme, y aunque no tengo tele y no pude ver nada, supongo que por televisión también.
Un Erasmus borracho se tiró al mar, y detrás de él a buscarlo fueron un chico tres policías. El chico consiguió salir del agua, y solamente han encontrado hasta ahora a uno de los policías.
Se han dicho muchas cosas y se está desbarrando mucho por internet (ya digo que la tele no puedo verla), y quiero dar mi punto de vista, como alguien que ha vivido con un pie en el mar desde que nació.

Soy de un pueblo pequeño, costero y pesquero. No sé gran cosa del mar, pero visto lo visto estos días, creo que lo conozco algo más que la mayor parte de la gente que está hablando por ahí.
Concretamente soy de un pueblo de la Costa da Morte. No se sabe si se llama así por la cantidad de personas que mueren en el mar cada año, por la enorme cantidad de naufragios que hay (no sé si algún año la tasa de naufragios más alta del mundo, pero tiene que ser de las más altas), o como dicen los más poéticos, se llama así por las puestas de sol.
El caso es que desde pequeña he estado en contacto directo con gente caída al mar, gente perdida en el mar, naugrafios, temporales y barcos. Todos los años embarranca un barco en unos 40km a la redonda de donde vivo yo, todos los inviernos escuchamos los helicópteros buscando a gente que se cae de las chalanas o los pesqueros… y todos los veranos muere algún peregrino llevado por las olas.
Ya me contó mi padre hace unos años que antes de casarse él que una pareja de recién casados decidieron ir al Cabo Fisterra a sacar las fotos de la boda, antes de ir a comer. Bajaron a las rocas con el fotógrafo, y quisieron sacarse fotos con las olas por detrás. Vino la primera ola, y ya no volvieron a comer con la familia.
Todos los veranos un peregrino hace lo mismo, fotos a las olitas, fotos a las olitas, voy a tocar las olitas, y luego hay que ir a buscarlo con el helicóptero. No hablemos de las fiestas desfasadas que está habiendo, concretamente la Barca de Muxía, donde hace un par de años un borracho fue a mear al mar, perdió el equilibrio, cayó al agua, y lo encontraron pasada una semana. O el señor que este pasado San Juan también murió por bañarse en Riazor de noche (y no había temporal ni olas).

Todas estas historias tienen algo en común: lo que se cae al mar en temporal, no vuelve. Por eso yo no trato de héroes a los policías que se tiraron tras el chaval el jueves.
Primero, esa noche fue horrible. Estuve despierte hasta las 3 y pico y llovía, hacía viento… y oficialmente había alerta naranja. El mar en esa playa no suele estar en calma, no me quiero imaginar con temporal. Segundo, era de noche. Por la noche el mar es intratable, es oscuro, frío, y todavía más mortal que de día, porque no hay manera de orientarse.
El chaval, borracho, no sé por qué, se acercó, con la mala leche que tenía que tener el mar. Que aunque sea oscuro, está en la mitad de la ciudad, desde el paseo se ve perfectamente el estado del mar y las olas. El chaval se cae, y los policías no tienen mejor idea que ir detrás. Él es un irresponsable, pero ellos no lo son menos. No digo que sus intenciones fuesen las mejores, pero es que no sé si en realidad pensaron que podían salvar a alguien tirándose al mar de noche y con temporal.

Me recuerda mucho la situación que nos dan en la autoescuela cuando se hablaba de socorrer en un accidente: 1)de proteges a ti 2)proteges a la víctima 3)avisas a emergencias. Lo primero de todo es protegerte a ti mismo, siempre, siempre. Cuando cae una persona al mar no vayas detrás, porque el helicóptero tendrá que buscar a dos personas en vez de una. Cuando cae un marinero al mar (que pasa bastante por desgracia) no va nadie detrás. Se apagan los motores, se le tira un salvavidas, y si con eso no se le puede pescar, se llama al helicóptero. Nadie va detrás. Nunca.
Porque si te tiras detrás de alguien al mar, es suicidarte.

Por eso me revienta tanto que estén ensalzando a los policías al nivel de héroes, y al chaval como están tratando como si los hubiese asesinado. Sus intenciones no eran malas, pero fueron igual de imprudentes que el chaval al meterse en el agua en esas condiciones. No son unos héroes, son unos inconscientes. Y el chaval es un imprudente al que no hay que darle tanta caña.
Tengo miedo de que el ir al agua detrás de alguien se tome como una heroicidad en vez de advertir el peligro que es, y que dentro de unos meses, cuando vuelva a darse una situación así, algún otro inconsciente repita la hazaña. Porque se dará. A mediados de 2010, creo, una chica que conocía de vista de ahogó cerca de Coruña, en la playa, mientras se bañaba. Este San Juan pasado, hace 6 meses, un viejo borracho fue a nadar y se ahogó. Esta primavera pasada un peregrino italiano se acercó a las olas de Fisterra y se lo llevaron, también ahogado. Y este verano volverá a pasar, tanto los borrachos que van a nadar, como los que acercan a las olas y se los tragan.

Bueno, van cuatro días desde que cayeron. Normalmente, tras ahogado, el cuerpo baja al fondo (por eso estos días hubo buzos) y a los tres o cuatro días salen a flote. Así que deberían estar cerca de aparecer. No dentro del Orzán, porque esa agua lleva lo que encuentra hacia afuera, no hacia la playa. Aparecerán a kilómetros por la costa, al este o al oeste, en función de los vientos y las mareas que haya habido. Pero no debería quedar mucho, esperemos.
Aunque diga todo esto a mí no me dejan de dar pena. Ellos, porque no tenían mala intención, y las familias. Sobre todo la del Erasmus, que por encima de ver qué ha hecho su hijo y cargar con eso, la gente los está demonizando.

Y por favor, gente, por favor. Si alguien cae al mar, no vayáis detrás. Porque no volvéis.

Por cierto, Riazor = Orzán. Es la misma playa, se le llama de dos maneras diferentes. Hay una pequeña distinción de zonas (Riazor es más la esquina hacia el estadio), pero es la misma playa.

27 de enero de 2012

Cosas de último año de la carrera

Acaba el primer cuatrimestre de mi último año de carrera (en teoría). Y se nota, porque cosas como la ceremonia de graduación o las orlas están en marcha ya. La gente anda entusiasmada pensando en cómo serán dentro de 40 años y esas cosas.
A mí no me hace ninguna ilusión. Tampoco me da pena que se acabe la carrera. No ha sido bonito, ha sido demasiado fácil, y tampoco se ha pasado rápido. Ahora miro hacia atrás y parece que pasó poco tiempo, pero es mentira, porque desde 2º esto ha sido una cuesta arriba, y no quiero tener que recordarlo siempre. Tampoco veo que acabar esta carrera sea algo para celebrar. Cualquiera que quiera hacerla puede, no demuestra ningún mérito tener una orla colgada en casa. No es algo para estar orgulloso. Es como la ESO o el Bachillerato. Se tiene y ya está, no es una gran cosa.

Una de las cosas principales para acabar la carrera está completada ya. Esta semana sacamos las fotos para la orla, y es algo que queda listo ya. La ceremonia de graduación está un poco más complicada.
Yo flipo con la cantidad de chorradas que se hacen para la orla. Que si la orla normal, que si la orla con las fotos de cuando éramos pequeños, que si la orla con birrete (gracias a Dios que eso no tuve que hacerlo), que si luego foto grupal… total, para conseguir como unas 30 copias de una foto horrible que ni siquiera vale para usar en el DNI.
Fue un día largo para sacarnos las fotos. El fotógrafo llegó a las 11 y pico, yo fui a hacer cola a las 12 y media y estuve esperando hasta las 2 y media pasadas. Total, para cuatro fotos y fuera. Y que por encima no me gustan. Como decían, da igual que salgamos más, si estas fotos de verdad son para siempre, dentro de 30 años nos pareceremos preciosísimos y jovencísimos. Solamente hay que conseguir esconderlas durante estos 30 años.
El equipo del fotógrafo fue una pasada, lo mejor del día. Además de la súper cámara enorme, con un objetivo que valía más que todas nuestras matrículas juntas, se trajo unos flashes que se podrían confundir con cámaras de televisión, y los reflectores para hacer el fondo y difuminar la luz. Además tenía una pantalla donde nos enseñaba las fotos que nos acaba de sacar, para poder elegirlas. Por encima tiene una web en la que podemos ver nuestras fotos, y dentro de las que nos sacó, elegir una. Decían que también se le pueden dejar comentarios al elegirla para que retoquen con lo que no estás contento. A mí me sacó cerca de 4 fotos, y a ver cómo se ven después. Cuando me las enseñó en la pantalla solamente pensaba en cuánta luz había conseguido sin dejar sombras ni nada.

Por el resto de cosas a organizar, la ceremonia de graduación está en marcha. Ese tema no me preocupa porque no tengo ninguna intención de asistir. Las que la están organizando fueron a la del año pasado y dijeron que fue muy sosa, así que están buscando “cosas originales”. De principio, sugirieron poner un vídeo o una presentación de fotos para animar un poco aquello. Si quieren algo original que me dejen a mí dar el discurso que estoy redactando xD
También hablaron algo de decorar el aula magna para que no esté igual que durante los exámenes, aunque no veo que eso vaya a prosperar. Sabemos cómo son las instituciones, dicen a cualquier cosa que propongas no.
Los padrinos los tenemos elegidos, y si no voy al final será lo único que eche de menos: sus discursos. Son dos profesores a los que en general tenemos mucho cariño (los elegimos, y el padrino llevó 14 votos de 15 aún sin saber si podría hacerlo). La risa va a ser qué alumno de nuestra clase dé el discurso. Por notas o por simpatías con los profesores tendría que ir una chica que, digamos, no cae demasiado bien. Parecía maja, luego se la encontraron haciendo ruta de despachos lamiendo diferentes culos, y ya no parece tan maja. Y no creo que el resto tengamos muchas ganas de ir a hablar.
La risa también va a ser el discurso. En principio se escribe entre todos, aunque por decoro yo no participaré, porque, o arruino el discurso bonito de “cuidáis de nuestra formación, alimentáis nuestra alma”, o miento como una bellaca. No os preocupéis, estoy pensando mi discurso alternativo, que aparecerá en este blog programado para que se publique a la vez que se recita el otro. Vamos a reírnos un ratito.

Por encima quieren hacer la ceremonia el día 29 de junio, cuando ya acabamos todos los exámenes. Quien haya leído este blog y me cotillee sabrá que el 29 de junio pasa algo importante para mí. San Pedro. Monte, brasas, sardinas, empanadas, tortilla, churrasco y carballos. El 29 de junio se celebra San Pedro, y no me lo pienso perder para sonreír delante de unos profesores que estoy deseando perder de vista, y de unos compañeros de clase que, aunque me caen bien, tampoco me han aportado demasiado en estos años. Y con los que sí me han aportado cosas seguiré manteniendo el contacto. No hace falta hacer una ceremonia con protocolo y esas pijadas para despedirnos, ni nada así. Y luego nos encontraremos todos de nuevo en la biblioteca limpiando asignaturas, no es para tanto.
Ya no tenía muchas ganas de ir, si no que dicen de ponerla el 29. Pensé que mi padre me mandaría ir y sacrificar San Pedro (pobre, seguro que quería ver los frutos después de 4 años de pagarme la carrera), pero así como se lo comenté me dijo, literalmente “se siente, filliña”. Vamos, que si quiero ir el 29 voy sola xD
En el grupo de Facebook comenté que me venía mal pero que nos e preocupasen, y me contestó una de las organizadoras “piensa que esto no deja de ser otra fiesta, y única en la vida”. Piensa en San Pedro una manera alternativa de graduarme: tirada en una carballeira mientras me pasan churrasco recién hecho. Eso no lo va a tener nadie más, y yo es la fiesta que más disfruto de todo el año.

Así que esto está en marcha. Ya veremos al llegar a junio, pero yo estoy convencida de que aún me queda un año de limpieza de asignaturas hasta poder llamarme lisensiada, así que todo este paripé, dentro del poco sentido que creo que tiene, es todavía peor.

24 de enero de 2012

Una nueva vida

Ayer fue el primer día del resto de mi vida.
Quizás parece un poco dramático decirlo así, pero es cierto. Llevo años con mi vida condicionada por un miedo (concretamente, desde que me vine a Coruña a estudiar), y me lo he sacado de encima. O eso parece por el momento.

Hace unos años, cuando estaba en la ESO, la cocina de mi casa ardió dos veces, y las dos veces estaba yo delante. Tengo demasiado fresca la sensación de respirar aceite quemado. Durante una época le tuve miedo al fuego en interiores. Me dolía cada vez que alguien encendía un mechero en una casa, o cuando aparecía cualquier tipo de llama. Al poco tiempo se me pasó (influyó que yo tenía velas e incienso en mi habitación y los usaba), pero nunca fui capaz de encender un fogón en una cocina.
En mi casa tenemos vitrocerámica. Y las dos veces que ardió, las dos veces era vitrocerámica. En vitro siempre cociné sin problemas (salvo que sean huevos fritos o calamares, pero eso es porque saltan mucho xD), pero nunca fui capaz de encender un hornillo de cocina. Puedo sorportar que esté la llama encendida, pero era superior a mis fuerzas el provocar la llama. Y más con gas, que por eso explotan casas.
Solamente una vez fui capaz de encender un fuego, y sufrí. Fue en 1º, que quería comer espaguetis y estaba sola. Tuve que encender el fuego, y luego, cuando rompió a hervir quise regular la temperatura, se me apagó y tuve que volver a encenderlo. Lo pasé fatal, pero acabé comiendo los espaguetis. También resolví que no volvería a encender un fuego nunca.
Durante todos estos años, en los pisos siempre busqué que tuvieran vitrocerámica, pero no hubo suerte. Solamente encontré uno que la tuviese, y pasaron de mí cuando dije que tenía la cobaya (concretamente, cuando dije “consulta con tus compañeros si no les importa”, y el tío pasó de todo por no mover el culo).

Pero hace unos días me empecé a encontrar mal. Desde 1º fui adelgazando progresivamente, pasé de casi una 42 de pantalón a ahora una 38 escasa, en algunas marcas una 36. No voy a mentir, me gusta mi cuerpo y cómo está ahora. No estoy orgullosa de él, pero me siento mejor a la hora de vestirme, me siento menos cohibida. Aunque si engordo algo tampoco me voy a poner a hacer dieta para perder lo recuperado. No vale tanto la pena.
Si engordo es porque al no poder cocinar de verdad, en fuego, mi alimentación está muy limitada. En 1º casi todos los días me hacían de comer, en 2º algunos días venía David a comer y cocinaba él, y en 3º teníamos un horno que para algo servía. El resto del tiempo comía en la cafetería de la Facultad, normalmente de bocata aunque intentaba que siempre llevase lechuga o tomate, por limpiarme la conciencia un poco. Este año solamente tenemos microondas y una pequeña plancha eléctrica. Incluso el horno es de gas, y eso no lo enciendo ni borracha. Llevo todo el curso comiendo cosas a la plancha y cosas precocinadas calentadas en el microondas, con una variedad nula. Una vez me atacó la conciencia y quise hacer unas verduras a la plancha. Fracaso total. Volví al pollo con arroz, a la hamburguesa, y a las lasañas precocinadas.
El miércoles de la semana pasada me desperté mal. Me desperté despejada, pero al levantarme de cama me dio un mareo que normalmente se pasa a los pocos segundos, pero me duró minutos. Es el típico mareo de levantarse rápido porque llegas a clase, pero alargado en el tiempo. Intenté caminar hacia el baño y aunque yo sabía que iba recta, me caía hacia los lados. Me asusté. Fui a clase solamente porque si me daba un chungo alguien sabría qué hacer conmigo. Pasé el día mala, débil, aunque el mareo se fue pasando a lo largo de la mañana. No volví a despertar mareada, pero me di cuenta de que tenía mucho más sueño que antes, y durante unos cuantos días me sentí débil.
David me dijo que podía ser anemia, y aunque según internet los síntomas no concuerdan, no tengo dudas de que está causado porque como fatal. Me acojoné. Cuando tenga tiempo que pueda perder de días entre semana iré a que me hagan un análisis de sangre general y me digan más concretamente de qué tengo falta, pero mientras me propuse comer bien.
Y comer bien pasaba por encender los fogones para poder comer otras cosas.
Durante los fines de semana mi padre nos pone comida sana. Pescado y verduras, principalmente. Si no es plato de verduras es sopa hecha con agua de verduras, y esta vez le dije que me enseñase a hacer un guiso de guisantes, que lo había hecho otra vez y me había gustado. Y lo hicimos. No sé si habrá una cosa más fácil de hacer, la verdad xD
El domingo en casa hizo habas con almejas. Hizo habas a barrer y compró almejas a barrer (como también hizo guisantes para una tropa era que no tenía el día para calcular), y las almejas que sobraron me las traje para el piso. Primera necesidad que tenía para encender los fogones, porque no las iba a calentar en el microondas.
Así que cuando salí de clase pasé por un todo a 100, y compré el encendedor más largo que tenían. Al llegar al piso le dije a una de mis compañeras que me dijese cómo funcionaban esos fogones, y puse arroz a hacerse. Cuando estuvo listo, lo pasé a una sartén y le puse las almejas.
Y me hice la comida con fuego. Y hoy calenté los guisantes y le puse jamón y chorizo. Y tengo un antojo loco de croquetas de plástico, que voy a comer mañana. Y pasado voy a hacerme tallarines con verduras, que tengo las ganas de comerlos desde hace tiempo y nunca le digo a David que los haga.

Una nueva vida.
Lo que más me asustaba de tener una falta de alguna vitamina o algo así era tener que hacer dieta. Sigo cargando con la ansiedad (y seguirá siendo así, porque sin beca no hay manera de poder pagarme el psicólogo…), y la experiencia de comer podría ser mucho peor sin tener la flexibilidad de elegir algo que me apeteciese. De momento estos días me estoy sintiendo bien otra vez, y estoy ilusionada por cocinar y comer lo que de verdad me apetezca, no lo que me apetezca dentro de lo que el microondas me permite.

A ver si estas ganas de cocinar no se me pasan en 15 días y por pereza vuelvo al microondas xD

21 de enero de 2012

La Barraca

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Otro de los libros de clase que tuve que leerme, y que si no fuese obligatorio nunca me hubiese llamado la atención. Esta semana me di un atracón a leer con La Barraca, de Vicente Blasco Ibáñez.

Sinopsis
La historia se ambienta en una huerta de Valencia hacia 1850. Las familias viven de lo que cultivan, tanto por lo que comen por el dinero que sacan de la venta de lo que cultivan. Mientras intentan sobrevivir entre sequías, estaciones y diferentes miserias, aún tienen que luchar con sus “amos”, los dueños de las tierras que trabajan, y los pagos del alquiler.
Agobiado por uno de estos terratenientes, uno de los trabajadores se ve demasiado ahogado, y en un acto de desesperación tras un desahucio completamente injusto, mata en un arrebato a su arrendador. El hombre termina en la cárcel, y entre sus vecinos acuerdan implícitamente que las tierras que había cultivado ese hombre y su familia no deben ser cultivadas nunca más.
Pero cerca de diez años después, una familia nueva llega a la huerta. Batiste, su mujer y sus hijos, ajenos a lo que había pasado allí hacía tantos años, y que solamente buscaban un sitio en el que dejar de pasar hambre y poder vivir en paz, se instalan. Los vecinos empezarán a ejercer toda clase de hostilidades para hacerles la vida imposible, para intentar hacer que se vayan.

Valoración
Me ha gustado, en términos generales. Es un libro corto, que yo me leí en apenas tres días, con una historia “simple” y muy bien narrada. Se hace un poco pesado los primeros capítulos porque tarda en meterse en la historia de verdad, y no sabía muy bien por dónde iba a salir, pero la manera de contar de Blasco Ibáñez hace que te interese todo. El narrador y la manera de llevar la historia son magistrales, yendo desde el detalle a lo general, y luego de nuevo al detalle, y sin dejarse nada. Es un libro que juraría que está escrito para ser leído en alto (por ambientación espacial y temporal no será imposible pensar que está compuesto para leer en voz alta a la gente que también vivía en las huertas, a modo de “enseñanza”), por lo que es ágil pero descriptivo.
Lo disfruté, pese al mal ambiente y mal rollo que hay durante casi toda la obra, aunque no sabía muy bien en qué lo iba a aprovechar para clase. Parecía un libro sencillo, o poco intrincado, para poder hablar largamente de él en clase. Ya nos hicieron el control de lectura, y la propia pregunta a desarrollar me dio la clave: es un libro puramente naturalista. Tras leer Doña Perfecta, de Galdós, y estar en contacto con el Realismo, la división entre estos dos movimientos están bastantes claros. Lo malo y lo feo del ser humano, la crueldad de los vecinos, las enfermedades, la miseria de las familias, el trabajo en la fábrica de una de las hijas de Batiste… son todos rasgos naturalistas. Tras estos dos libros, en ese sentido, tengo la división entre los dos movimientos.
A quien estas cosas teóricas y críticas no le importen, igualmente le recomiendo leer este libro. Porque está muy bien contado, porque ambienta muy bien la época, porque no cansa, y porque se puede leer rápido.

Valoración
7 de 10

19 de enero de 2012

Feliz cumple, Allan!

El gran señor maestro del relato, del cuento, de la fantasía y del terror, está hoy de cumpleaños. Tal día como hoy, hace 203 años, nacía en Estados Unidos quien sería uno de los grandes renovadores y exponentes de la literatura gótica y de terror.
Hoy tocaba otra entrada sobre literatura, pero hoy quiero hacerle un pequeño homenaje.

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No quiero hacer una entrada biográfica, ni siquiera bibliográfica. Podría contar, como otras veces, contar qué es su obra para mí. Pero tampoco. Como empecé a hacer esta mañana en Twitter al enterarme, quiero hacer una pequeña recopilación de las mejores ediciones de su obra que haya visto. Realmente no he podido investigar más el tema que lo que he ido viendo por tiendas y bibliotecas, así que es muy probable que me deje alguna edición. Si es así y alguien quiere sugerir alguna, los comentarios están abiertos a cualquiera opinión :)

Antes de nada ¿qué es para mí una buena edición? Una buena edición, para mí, se caracteriza por el cuidado puesto a la hora de imprimir un libro. Que tenga un papel consistente y de calidad es importante, por supuesto. Las tapas deberían ser duras, para proteger a las páginas y a las esquinas del paso del tiempo y del uso. La encuadernación es importante, mucho mejor las páginas cosidas que pegadas. Dentro, la letra ha de ser clara, los márgenes amplios, y las líneas cómodas de ver; la letra no ha de ser demasiado pequeña ni el interlineado demasiado pequeño. Es decir, tiene que ser cómodo de leer. Si ya además tiene ilustraciones o una portada bonita, gana puntos.
Hoy no me estoy refiriendo a ediciones críticas, si no al libro como objeto. Aunque si tiene un prólogo bien hecho solamente va a ganar puntos.
En función a estas exigencias, he encontrado las siguientes ediciones:

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Cuentos macabros, editado por Edelvives. Está traducido por Cortázar y contiene ilustraciones de Benjamin Lacombe. Es una pequeña antología que contiene 8 cuentos: Berenice, El gato negro, La isla del hada, El corazón delator, La caída de la casa Usher, El retrato oval, Morrela y Ligeia.
Todas las reseñas que estoy leyendo sobre esta edición dicen que es una joya hecha libro, con las narraciones muy bien escogidas y unas ilustraciones preciosas.

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Cuentos de imaginación y misterio, editado por El Zorro Rojo. De nuevo la traducción de Cortázar, pero esta vez con ilustraciones de Harry Clarke. Este libro lo tuve en la mano durante el Expotaku, y he de decir que es impresionante. Todo lo que hace El Zorro Rojo en general es perfecto, aún tengo la espinita de no haberme cogido El Bestiario de Lovecraft.

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Cuentos completos, editado por Edhasa. Otra edición que pude tocar y ver. No está ilustrado como las anteriores, aunque contiene estampas en su interior, pero está muy completo. Creo que contiene todos sus relatos, además de una introducción a cargo de Borges (y traducido por Cortázar, quien tiene calidad lo merece). Es perfecto para sumergirse en toda su obra de golpe y en un solo tomo. No es visualmente tan atractivo como los anteriores, pero sigue siendo una joya.

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Cuentos 1 y Cuentos 2, editado por Alianza Editorial. Los cuentos completos de Poe, esta vez divididos en dos volúmenes. Están clasificados por género, en el primer volumen entran los cuentos de misterio, terror, etc., y el segundo volumen los cuentos más contemplativos sobre el paisaje, el tiempo, etc. Traducción y prólogo de Cortázar.

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Cuentos de Poe, editado por Planeta. Lo curioso de esta edición es que está ilustrada por D Killer Panda, y en la selección hecha se ha huido de los cuentos más típicos y han escogido El barril del amontillado y El entierro prematuro.

La poesía de Poe, pese a no ser poca, está más olvidada. He encontrado que la editorial Visor, de la que apenas hay rastro en la red la publicó en un libro llamado “Poemas” en el 2010. No es una edición de las que estaba hablando, pero normalmente a la poesía tampoco se le dedican ediciones de lujo, salvo casos contados.

Y como curiosidad, me encontré con esta antología:

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Relatos para leer en noches de luna: Selección de relatos fantásticos, misteriosos y de terror. Homenaje a Edgar Allan Poe, editado por Covarrubia ediciones. No es una edición de lujo como las que estaba enseñando antes, si no que es una antología de tapa blanda, de apenas 200 páginas en las que dudo que quepan las ilustraciones. Sin embargo, está compuesta por cuentos elegidos de Bécquer, Lovecraft, Dickens y Poe. Para leerlo tiene que ser un gustazo.

Me da vergüenza admitir de vez en cuando que todavía no pude ponerme a leerlo en serio. No soy muy dada al terror (me gusta, pero me asusta demasiado y avanzo muy lenta con esos libros, aunque lo intento), y en su día empecé por Lovecraft. Tengo una obra de cuentos completos de Poe en casa, aunque ojalá fuese como las que acabo de poner arriba. La compré por 1€ en una librería de segunda mano, aunque debe tener más años que esos. Para leer de momento me llega. Mientras, voy a poner alguna de estas ediciones en mi lista de Biblioteca de una filóloga con el resto de ediciones a conseguir.


PD: Un toque de atención a las editoriales: es prácticamente imposible encontrar nada usando los buscadores que tenéis en las webs. Por favor.

17 de enero de 2012

El reencuentro

Chanchanchanchaaaaan




Hoy he tenido un reencuentro de estos poco gratos. La señora causante del desagradable reencuentro es una antigua conocida del blog (y ahora es cuando me doy cuenta de todo el tiempo que lleva esto en funcionamiento xD).
Es una profesora, que me dio Comentario de Texto en 2º de carrera, y el año pasado me tendría que haber dado Literatura VI, pero por no verle la cara no asistí y aún la tengo sin presentar. Como profesora no me gusta porque, por mucho que sepa, no sabe transmitirlo. Y como persona tampoco, porque se le ven los favoritismos desde lejos. Y yo no soy una de sus favoritas. Por qué, no lo sé. Imagino que puede pensar que en 2º no me esforcé en sus asignaturas (dormía fatal cuando conseguía dormir, falté algunas veces y se lo tomó de manera personal, además de que como profesora no me sirve y no aprendí gran cosa y debió darse cuenta), pero el caso es que se nota que no estoy entre sus favoritas. La que menos favorita es aún está hoy presentándose a Comentario de texto, porque la sigue suspendiendo una y otra vez.
Y ha reaparecido para darme, nada más ni nada menos, que la asignatura del Quijote. En principio la iba a dar ella (recuerdo que cuando vi el programa me reí: Quijote y ella, por qué no incluían una sesión de latigazos por clase? xD), pero a finales del curso pasado se puso de baja y al empezar este aún seguía. No fue nada grave, decían algo de que se había esguinzado/roto un brazo, no sé exactamente.
Los meses avanzaron y pensé que esperaría para el próximo cuatrimestre para reincorporarse. Pero no. Sorpresa, apareció la semana pasada. Y hoy tuve mi primera clase con ella.
Y bueno, por encima de favoritismos, es rencorosa. Porque se le ha visto en la misma dinámica de 2º, dando por supuesto que lo voy a hacer mal. En principio, la asignatura nos la quitamos de encima haciendo trabajos semanales, leyendo al día y haciendo un trabajo final. Mirándome, recordó en voz alta que los alumnos que no llegasen al nivel exigido tendrían que hacer examen.
En esa clase somos cuatro: dos Erasmus alemanas, un italiano, y yo. El italiano se incorporó a la clase la semana antes de Navidades, es decir: tiene todos los trabajos semanales sin hacer, las exposiciones orales sin hacer, y no se había leído el Quijote. A él le dijo que “aham, entonces, hasta dónde leíste?”, pasando de todo lo anterior, y cuando me miró dijo que la otra profesora que nos había dado clase hasta ahora (POR QUÉ NO PODÍA SEGUIR ELLA? T.T) le había dado las fichas de cada uno con las notas de los trabajos diarios, pero no sabía si yo los había hecho. Le dije que sí, que tenía que estar apuntado porque los había hecho. Además, dijo que la otra profesora (mentira) le había dicho que yo no había asistido con regularidad a la clase. PUTA MENTIRA COCHINA. Falté la primera semana porque no sabía que se estaban dando clases ni dónde, y falté la semana justo siguiente a Navidades. El resto de los días fui a clase aunque me jodía, hice las lecturas aunque me jodía, e hice las exposiciones orales exactamente igual que las otras dos chicas. Y ellas todo perfecto, y me mira a mí cada vez que repite que va a hacer examen a los que no lleguen al mínimo. No al italiano que vino solamente a una clase, no, a mí.
Es que hay que joderse.

En 2º tenía ganas de hacer los trabajos tan bien que no pudiese suspenderme aunque quisiera. Este año estoy tan cansada de esas tonterías que lo único de lo que tengo ganas es de gritarle en la cara y desearle que se vuelva a romper el brazo. Vieja del carallo.
Tengo claro que el 9 que me estaba currando en la asignatura se acaba de ir a la mierda. Imagino que con un 7 me puedo dar por una triunfadora, porque buscará cualquier excusa para bajarme la nota.

Cuando me enteré de que volvía me entraron ganas de darme de baja de la asignatura. Daba igual las horas perdidas leyendo el Quijote, daban igual las tardes preparando los trabajos para clase, me da igual todo, con tal de no perder el tiempo con la señora esta. Porque eso, con la otra profesora sentía que podía aspirar a un 9 si trabajaba bien, pero con esta tengo claro que va a intentar joderme como sea. No importa que me esfuerce, sacaré una nota mierda por la excusa que quiera poner.
Por si acaso, me recuerdo mentalmente que aún puedo cambiar la matrícula.


PD: No me olvido de Málaga, pero Iris sí. Todavía no tengo fotos ¬¬'

11 de enero de 2012

Sevilla, última parada (o cómo salir por los pelos)

Sevilla casi se venga de que hubiera estado días diciendo que no me gustó o quejándome de los ridículos horarios de la catedral, dejándome en tierra. Lo que me pasó en el aeropuerto pensé que pasaba solamente en las películas, y por poco no me quedo frita en el sitio del acojone que me entró.
Pero desde el principio:

Mi vuelo de ida Santiago-Sevilla supuestamente salía a las 6 y 20 de la tarde, aunque luego tuvo cerca de hora y media de retraso. El vuelo de vuelta Sevilla-Santiago tenía casi el mismo horario, salíamos de Sevilla a las 6 y media.
Pero Iris y yo (por suerte Iris también) tenemos la manía de estar en estaciones de tren/bus/aeropuertos mucho antes de la hora prevista. Prefiero estar con mucho tiempo y aburrirme esperando a estar en casa o de camino viendo que falta poco tiempo para que venga el tren/bus/avión agobiada pensando que no voy a llegar a tiempo.
Así que ese día nos levantamos con tiempo (cerca de las 11), salimos con la compañera de piso de Iris a dar una vuelta por un mercadillo, volvimos con tranquilidad, comimos, y aunque aún eran apenas las 3 de la tarde, salimos para el aeropuerto. Queríamos estar con tiempo y tampoco teníamos otra cosa que hacer. Tuvimos suerte con los buses, porque el primero que teníamos que coger llegó a los 30 segundos de estar en la parada, y luego el del aeropuerto, que pasa cada media hora, llegó a los 2 minutos de estar en la parada.
Llegamos al aeropuerto a las 4 de la tarde justas, y por hacer la coña de ver si ya venía retrasado el avión, fuimos a mirar a la pantalla. En un primer momento no entendí nada, mi avión no estaba anunciado. En un segundo momento vi que había otro avión para Santiago a las 16:30, no a las 18:30. Me pareció raro que saliesen juntos. Con el corazón en la boca miré la tarjeta de embarque: ponía 16:30. Cierre de puerta de embarque a las 16:00. Miré el reloj: 16:03.
No es la primera vez que me pasa, leo 16 y pienso en las 6. Y veo las 17, y leo las 7.
La carrera que di hacia el detector de metales fue épica, mientras Iris gritaba por detrás “te espero, cuando subas al avión avísame, mientras me quedo aquíiiiii!”. Me salía el corazón por la boca solamente de tener que llamar a mi padre y decirle que me había equivocado de hora y que no llegaría ese día. Me salté la cola de viejas que estaban esperando para que les revisasen las tarjetas de embarque para poder pasar al detector de metales, y mientras me miraban la mía le pregunté a la chica si se podía pedir que me esperasen (llegaría a tiempo de despegar, hacía nada que habían cerrado las puertas), y me dijo que no me preocupase, que acababan de avisar de que el avión venía un poco retrasado. Dijo Iris que desde la lejanía se escuchó mi “Dios mío, gracias!”.
Todos los detectores de metales estaban ocupados, y me puse detrás de una tía que hablaba inglés a la que le estaba pitando todo. Le robé la bandeja de plástico a una señora y me quité todo lo que llevaba encima tan rápido que no me acuerdo. Ni siquiera el cinturón se me atascó, como en el otro aeropuerto y en el Archivo de Indias. Mientras la guiri se descalzaba pedí a los de seguridad si podía pasar, y me dejaron. Pasé sin que me pitase nada, guardé todo lo de la bandeja en un bolsillo de la maleta menos el DNI y la tarjeta de embarque, y eché a correr.
Mi puerta era la 10, la más alejada de todas. Iba corriendo (literalmente) por el pasillo, con la maleta colgando pero agarrada con una mano para que no me chocase, y en la otra mano aguantando el DNI, la tarjeta de embarque y los pantalones, que se me caían.
Y las puertas no pasaban. Empezaron en la 1, y a lo lejos vi la 2, y a lo lejos la 3... cuando llegué a la 10 no lo creía. Había cola todavía. Comprobé que fuese la puerta y el avión, y saqué el móvil de la maleta para llamar a mi padre.
Le dije lo que me había pasado aún jadeando, y que llegaría una hora antes de lo esperado. Que aunque salíamos dos horas antes, el avión venía con retraso. No me riñó ni nada, casi parecía que ni le importaba el desastre que acababa de montar por medio aeropuerto con tal de que subiese al avión xD
La cola era la que me correspondía, y tras colgarle a mi padre, iba a mandarle un sms a Iris para decirle que me había librado y que podía irse sin preocuparse de mí cuando me llamó. Aún jadeando por la carrera le conté lo que había pasado, y nos quedamos hablando un rato. Mientras, conseguí volver a ponerme el cinturón, a vestirme correctamente y a ordenar los bolsillos de la maleta.
Nos tuvieron un buen rato esperando en la cola, luego nos tuvieron un buen rato esperando en el túnel de camino a la pista, y luego nos tuvieron otro rato en la propia pista esperando para entrar al avión.
Pero conseguí subir al avión a tiempo, que era lo importante.
Quería coger ventanilla, y una de las ideas de llegar tan temprano al aeropuerto era poder entrar pronto para conseguir ventanilla, pero con las prisas supuse que no llegaría. Mi sorpresa cuando por fin subo al avión y la última fila de asientos está sin completar, con la ventanilla vacía. Sin ver si había mejores sitios me colé para allí. Y fue lo mejor que pude haber hecho en todo el día. Mientras me acomodaba le mandé un sms a mi hermano anunciándole que habíamos por fin subido al avión y que en una hora y media llegaríamos a Santiago.
Luego maldije haber apagado el móvil sin haber configurado el modo avión, y maldije tener la cámara encima de mi cabeza, dentro de la maleta. Porque hubiera hecho la foto más bonita que jamás habría hecho.
Desde la última fila de asientos se ve todo el ala en diagonal a través de la ventana, pero no la tapa completamente. Se ve que es un ala de un avión, además tiene hasta una forma bonita, y se veía perfectamente el nombre de Ryanair. Pero dejaba sitio para ver más cosas, no era lo único que se veía. Mientras volábamos hacia el norte, la luna, prácticamente llena (llena estuvo 48h después), se veía un poquito por encima del ala, grande y redonda. Y cuando fue anocheciendo las montañas que había por abajo hacían relieve, mientras las nubes, un poco lejos pero muy bien definidas, se volvían rosas y naranjas. Vi durante tanto tiempo la foto y no pude hacer nada para sacarla que casi me empiezo a dar golpes allí mismo :(
Si algún trabajador de Ryanair me está leyendo y siente mucha pena por mí y me quiere dejar hacer la foto, yo estoy dispuesta a volver a montar en uno de sus aviones solamente para poder sacarla :)

El resto del viaje estuvo muy bien. Pasé el viaje mirando hacia abajo, viendo las lucecitas de las ciudades, intentando adivinar cuál era cuál, pensando que la próxima vez, o me llevo la cámara en la mano, o me llevo un mapa. Me dio mucha pena que cuando pasamos los Ancares era demasiado de noche para poder verlos, porque hubiera sido precioso.
El aterrizaje, pese a ver la pista bajo mis pies antes de tocar suelo, lo llevé muy bien, y diez minutos más tarde estaba encontrándome con mi hermano, que me llevaría a casa en coche.
Me dijo que cuando le llegó mi sms de que estaba en el avión él estaba llegando a Santiago. Pobre.

Pero había conseguido llegar a casa. De verdad, hubo un rato en el que me vi colgada en Sevilla otro día más.

Sevilla, tercera parada

Después de mi entrada sobre mi experiencia en general en Sevilla, eclipsada por haber anunciado pocas horas después que este año voy a tener que sobrevivir a base de arroz blanco y cartones bajo un puente, hay todavía cosas que contar. Fundamentalmente, queda decir qué hice realmente en Sevilla, y contar el viaje a Málaga. Pero creo que el viaje a Málaga prefiero prepararlo bien, esperar a tener las fotos, y así poder hacer una maxientrada :D

Fui a Sevilla con la única intención de acompañar a Iris. La ciudad nunca me interesó demasiado, aunque pensé que podíamos aprovechar para hacer algo de turisteo descarado. Como ya dije ayer, pese a llevar viviendo allí 4 meses, Iris tampoco había tenido la oportunidad de conocer la ciudad, y no iba a dejar que volviese a Galicia sin haber conocido una ciudad en la que estuvo viviendo.
Llegué un día por la noche, así que hubo que esperar hasta el día siguiente para empezar a explorar la ciudad. Todos los días dormimos a gusto hasta que nos despertamos solas, sin despertadores ni nada, y la mayor parte de ellos nos despertamos justas para arreglarnos y comer. Así que el turisteo tuvo que esperar hasta las tardes.
El segundo día salimos a pasear por la tarde hasta el centro comercial Los Arcos, como dije ayer. Entre ir, pasar un rato por allí, volver, comprar lanas y poco más se nos fue la tarde. La noche la pasamos tejiendo, Iris por fin se quitó las ganas que tenía de hacerse su bufanda pokéball xD
El siguiente día, no recuerdo qué hicimos, la verdad. Sé que durante el 30 y el 31 perdimos bastante el tiempo sin hacer nada muy productivo xD No teníamos planes claros para la noche del 31. Habíamos pensado en salir, pero no sabíamos dónde ni cómo. Teníamos claro que nada de discotequeo ni pachangueo, y parece ser que hay poco ambiente heavy en Sevilla, y el poco que hay quedaba muy lejos del piso de Iris. Hay una sala de conciertos cerca de su piso que tenía una fiesta de Fin de Año que tenía buena pinta, pero la entrada eran 30€ y con lo poco que bebemos no rendíamos la barra libre. Iris bebe poco, y yo paso la noche a aguas, y 30€ en agua no lo gasto en todo el año xD
La compañera de piso de Iris tenía planes con unos amigos. Tienen una casa en un pueblo un poco alejado de Sevilla, y parece ser que podían hacer el ruido que quisieran sin preocuparse de vecinos. Nos dijo que podíamos ir aunque no conociésemos a nadie. Así que nos vestimos más o menos (más menos que más, porque ni ropa para salir llevé a Sevilla xD), y luego fuimos a cenar.
En un principio íbamos a cenar Iris y yo solas en el piso, y su compañera se iba a cenar con su abuela, como en Nochebuena, porque, no sé por qué y tengo miedo de enterarme, la abuela no recibía familia y si no, cenaría sola. Y nos dijo si íbamos con ella, y en vez de ser 2 y dos, éramos las 4. Y allí fuimos.
Llevamos y preparamos la cena nosotras, cenamos juntas (aunque tuvimos que acceder a ver a la Pantoja en Telecinco), y al acabar de cenar la señora nos hizo un tour por la casa. Típica andaluza, pero de las que salen como modelos de las casas típicas. Grandísimo patio interior, con azulejos y plantas colgadas de los balcones. Techos altísimos, fotos de los nietos en la pared del salón, nada de alfombras (eso me dio frío xD), camas con colchas brillantes con colgantes y figuras de porcelana del niño Jesús xD
Cuando acabamos de cenar dejamos a la señora quejándose de que estaba cansada y de que se iba a meter en cama, y nos fuimos. Yo estaba dormidísima. Me apalanqué durante la comida, y aunque a lo mejor un par de horas de fiesta las hubiera aguantado, no podría con el ritmo de fin de año, el volver cuando ya salió el sol y así. Si fuésemos a salir en Sevilla no me importaría, me cojo un taxi y me vuelvo al piso a dormir, pero al irnos a un pueblo y depender del coche de la compañera de piso, ya no me atrevía. Sin problemas por parte de Iris nos fuimos a su piso, nos pusimos a escuchar música y a ver fotos de chicos guapos en Google y cuando nos dio el sueño nos fuimos a dormir.

El 1 de enero quisimos aprovecharlo para ir de paseo (por la tarde, después de haber comido). Yo quería conocer la Plaza de España, y supusimos que ese día, por la cosa de la resaca, habría poca gente. Se nos apuntaron su compañera de piso y el novio, y nos llevaron ellos. También aprovecharon para sacar fotos de la Plaza, además de sacarnos fotos a nosotras (en Facebook están). Luego dijeron de llevarnos a la zona vieja, y cuando nos dimos cuenta estábamos en la zona de la catedral. Dimos una vuelta por ahí, fuimos al Starbucks (me cogí una manzanilla que estaba caliente como el mismo infierno, me quemé la lengua después de soplarle durante 5 minutos xD), y fuimos caminando calles y calles hasta llegar a algo que llamaron “la seta”. Dimos vueltas por allí, entramos a una tienda de cosas de segunda mano (sobre todo videojuegos y DVDs), y como ya hacía tiempo que era de noche, nos volvimos al piso.
El día 2 lo tomamos con calma, no recuerdo si salimos, pero juraría que no. El 3 fuimos a Málaga, y eso va en otra entrada.
Llegamos de Málaga suspirando y quejándonos de la paliza que nos dio Isi caminado por Málaga arriba y Málaga abajo. Yo llegué con el móvil en batería baja, me llamó mi padre mientras yacíamos semiinconscientes en el sofá, y no tuve fuerzas ni para cogerle. David también me había dicho que lo llamase para contarle qué tal, pero tampoco hubo fuerzas. Nos fuimos a dormir relativamente temprano. Al día siguiente puse a cargar el móvil y llamé a quienes tenía que llamar xD
Dormimos cerca de 12 horas del tirón, y cuando despertamos yo estaba fresca, pero Iris aún se quejaba de los pies. Después de comer decidimos aprovechar algo el día, y fue cuando nos enteramos de los horarios irrisorios de la catedral y demás monumentos. Aunque la íbamos a encontrar cerrada, decidimos ir para dar una vuelta y airearnos un poco. Pero vimos que era mala idea cuando no llevábamos ni media hora de pie y el cuerpo volvía a resentirse. La resaca malagueña, no estábamos frescas todavía.
Volvimos al piso volviendo a quejarnos. Decidimos al día siguiente entrar en la catedral y el Archivo de Indias. Decidimos levantarnos un poco antes, hacer de comer, llevarnos la comida, ver lo que queríamos ver, y luego comer por allí.
Así fue. Nos levantamos con tiempo, Iris hizo de comer una tortilla legendaria en mi pueblo entre mi generación, y nos la llevamos. Como cerraba algo antes, fuimos primero al Archivo de Indias. El detector de metales de la puerta no me dejaba pasar porque decía que tenía mucho metal encima \m/ Dentro no pudimos ver casi nada, porque no dejan tocar nada. Había una exposición sobre la primera vuelta al mundo (los papeles se podían ver a través de un cristal y tampoco podías acercarte mucho al cristal xD), y tenían otros papeles en expositores, pero enmarcados en cartulina, de manera que no se podía ver el papel completo. Como filóloga que soy, el texto es importante. Pero ver en qué condiciones está un papel de 1500 es interesantísimo también. Además, no entendemos la letra de esos señores, los textos con los que trabajo en clase están previamente pasados a letra de imprenta.
Y poco más pudimos ver, a parte del edificio. Salimos un rato después, y ya con hambre, nos sentamos delante de la catedral a comer nuestra tortilla. Voló. Cuando pensé que iríamos por la mitad, miré y quedaban dos cachitos.
Le dimos la vuelta a la catedral y cuando llegamos a la puerta, como dije, estaba cerrada. Cabreadas, nos fuimos. Volvimos a la Plaza de España, porque la anterior vez que habíamos estado la luz era muy mala (somos unas quejicas) y así aprovechábamos el sol alto. Pasamos calor como tontas, al sol y en manga corta en enero. Dimos una vuelta por el parque que hay al lado, sacamos las últimas fotos del día, y nos volvimos. La resaca malagueña no se notaba demasiado, pero aún estaba el cansancio presente.
El día siguiente, el 6, decidimos tomarlo de descanso. Iris clamaba por un día de vagancia completa, y yo no me iba a negar. Pasamos el día en pijama, de hecho, cuando volvimos a cama yo aún no me había peinado de la mañana xD
Pasamos el día tejiendo. Tal cual. Agarramos las agujas después de comer y no las soltamos hasta antes de irnos a dormir. Así es que me llevé 3 ovillos a Sevilla (más otros 2 para un encargo que no pude empezar) y volví con medio. Me traje de vuelta 3 pulpos, medio panda, medio koala, una cabeza de panda, un gato bola, dos Oreo y un par de guantes. Y las manos doloridas. También habría que añadir la bufanda que le hice a Isi, pero se quedó en Málaga el 3 y no me dio tiempo a sacarle fotos :)

El 7 no hicimos gran cosa tampoco. Mi avión salía a las 6 y media de la tarde (o eso creía), y entre despertarnos, arreglar mi maleta, comer, y tal no pensamos que nos diese tiempo a mucho más. A las 12 y pico nos dijo su compañera de piso que fuésemos a un mercadillo durante un rato, y allí me encontré con un gitano vendiendo cosas de segunda mano que tenía un libro de Cátedra a 1€, y que se vino a Coruña sin pensarlo.
Mi aventura en el aeropuerto es digna de una única entrada, así que ya tengo material para mañana. Y os quedáis con la intriga de qué demonios habré hecho en el aeropuerto a la vuelta para necesitar una entrada para contarlo.

Iris se viene en dos días! Llega el jueves, pero me temo que no podré verla hasta el sábado, así que las fotos tendrán que esperar un par de días más :( Perdón por las entradas de tanto texto y tan poca foto, pero prefiero cargar una entrada a tener que ir poniéndolas poco a poco con cuidado de no repetir xD

10 de enero de 2012

Muchas gracias ministerio

Muchas gracias por no haberme concedido la beca de este año. Se ve que tener unos niveles de ansiedad que me pusieron a las puertas de una depresión y de un trastorno alimenticio no es excusa para no aprobar el 80% de los créditos matriculados (que fueron cerca de 90), aunque en los exámenes presentados tenga una media de 8. Se ve que querer dejar la carrera, que un psicólogo me convenciese de que no lo hiciera, y luego recuperar el trabajo perdido en apenas dos meses, sigue sin ser excusa aunque la media esté ahí.
Muchas gracias por bajarle el sueldo a mi padre (única persona que cotiza en mi casa, por cierto), haciendo que esta beca no la necesite solamente yo, porque él no puede mantenerme fuera de casa. Muchas gracias por no garantizar que mi pensión suba lo mismo que suban los precios, ahora cuando consiga un trabajo de mierda y cobre 1000€ al mes me sentiré rica. Porque actualmente estoy consiguiendo estirar 220€ al mes (y solamente hasta abril), con los que tengo que pagar piso, facturas, fotocopias, transporte y comida. Me río yo de los mileuristas, qué suerte tienen los hijos de puta, y por encima se quejan.

En fin, muchas gracias ministerio. Por avisar de que las becas estaban concedidas (a fecha de 13 de diciembre), por darme este reto de hacer que mi cuerpo evolucione hasta poder alimentarse del aire, por darle a la casera el alzheimer que va a hacer que se olvide de venir a cobrar, por darle la simpatía a los conductores de autobús, que me van a dejar pasar sin pagar.

Muchas gracias por darme estas ganas de seguir.

Sevilla, parada general

Tras la locura de ayer empezando a contar cómo fue el viaje en el avión a Sevilla, vuelvo a ponerme frente al teclado a horas intempestivas. Pero me gusta contar las cosas cuando están frescas, luego me aburren hasta a mí.
Cuando llegué a Sevilla era de noche, no había nadie en la calle, y estaba tan contenta por haber llegado de una pieza sin perderme ni una sola vez, que no miré por dónde iba. También estaba famélica, así que veía poco más que el paquete de galletas que me acercó Iris, mientras ella me iba guiando. Así que mi primera toma de contacto con Sevilla fue al día siguiente.
Digamos que fui con prejuicios de la ciudad. Todo el mundo dice que es una ciudad muy bonita y acogedora, que la gente es muy simpática, que es muy cultural y que hay mucho que ver y que hacer. Fui ilusionada, esperaba una ciudad bonita y que me iba a gustar. Nunca me gustó el flamenco, pero si iba unido a la cuidad, esperaba verlo allí de otro modo; la música en directo es muy diferente a como se siente en grabado.
Estos prejuicios se me acabaron pronto. Creo que fue el primer día de estar allí que comimos y luego salimos a dar una vuelta. Fuimos en bus hasta el centro comercial Los Arcos, y de vuelta paramos a la mitad a comprar lanas y volvimos caminando. Ya por allí me di cuenta de que no me estaba pareciendo tan bonita como me la habían vendido. Todas las calles eran iguales. Todo recto, sin cuestas, sin curvas. Calles perpendiculares, unas pocas en diagonal. Todo cruces, ni siquiera rotondas. Aceras anchas cortadas por “jardines” de tierra seca y polvorienta, llenas (las aceras y los “jardines”) de cagadas de perros. Y así metro tras metro. El bus que cogimos no tuvo que dar una sola curva, y cuando nos volvimos caminando solamente nos desviamos un momento para meternos por un par de calles (también rectas y cuadriculadas) para llegar a una mercería un poco escondida. Todo monótono.
Quiero imaginar que Sevilla entera no es así. De hecho, cuando fuimos a la parte más vieja de la ciudad, por la catedral y así, sí existían las curvas. Pero estas calles rectas cubren una extensión más que respetable.
Me lo tomé medio a broma. No me iba a dejar de gustar la ciudad por cuatro calles. Dije en Twitter que la ciudad no estaba colaborando con mi obsesión con las líneas de fuga y no le di más importancia.
Pero con el paso del tiempo esto empezó a cansarme. Eso, junto a la suciedad que había en esas calles. Como dije antes, las aceras estaban llenas de cagadas de perro. Que la gente puede no estar concienciada de que eso no es un verdadero jardín y no la recogen, vale. Pero en la calle en la que vivía Iris (porque se vieeenee!!) cagó un perro, delante de nosotras, mientras caminábamos el segundo día, y a la hora de irme para el aeropuerto para Santiago la mierda seguía ahí. Es decir, en una semana no se ha pasado un solo barrendero por la calle.
Pero el problema no es solamente los perros. El problema es que Sevilla, o la zona por la que estuvimos, está llena de naranjos. Con naranjas. Con naranjas que nadie come y que se caen al suelo. Que aplastan los coches, que se abren, y que se pudren en el suelo sin que nadie limpie eso. Además, por allí pasaron cabalgatas. Siendo las cabalgadas los días 5 y 6, el 7 cuando me fui, las calles estaban todavía llenas de papeles, de confeti, de restos de caramelos, etc., además de las cosas que de por sí los sevillanos tiran al suelo.
La ciudad ya no parece tan bonita, ¿no?

Eso sin contar con los propios sevillanos. Intento no caer en tópicos ni en prejuicios, sobre todo si son negativos. Hay muchos sobre muchos de los grupos “sociales” en los que se me puede incluir y la mayor parte están infundados, así que para mí los tópicos son un elemento humorístico más. No me los tomo en serio. No me doy por aludida cuando usan uno referido a mí, e intento no tenerlos frente a la gente.
Está muy extendido el que los andaluces son unos vagos. No sé de dónde viene ni me importa, el caso es que está ahí. Sé que es mentira. No por ser de una zona eres más o menos activo. O eso pensaba. Porque me llevé una sorpresa muy grande y no grata respecto a esto.
Pensaba eso, que no por ser andaluces, o ser cualquier cosa, tenían por qué trabajar menos que el resto. Cuando Iris llegó a principios de septiembre me contó que durante la tarde todos los negocios estaban cerrados, por el calor, y me pareció normal. Me dijo que abrían por la noche, y me pareció normal y lógico. Pero este diciembre me llevé una sorpresa bastante grande con esto. Y es que, según lo que he visto, el tópico se cumple. Obviamente, no en todos los casos, y tengo cerca un par de personas de Sevilla que trabajan más que el resto juntas, aunque de ellas hablaré más tarde.
La primera prueba de que se toman la vida con más pachorra de la que estoy acostumbrada la tuve ese segundo día, cuando nos fuimos hasta Los Arcos. Salimos después de comer, y todas las tiendas o locales que no pertenecían a una cadena mayor (supermercados, cadenas de tiendas o los establecimientos del centro comercial) hasta las 5 y pico no fueron abriendo. En Coruña y en mi pueblo todo abre, como tarde, a las 4 y media, tras cerrar a las 2 y pico para poder ir a comer. Puede ser una cosa de costumbres y de horarios generales, no le di mucha importancia.
La segunda prueba la tuve el 2 de enero. El 1 de enero, festivo, cayó en domingo. Y como dos días no laborales juntos no puede ser, se tomaron de descanso el 2 también. Solamente conseguimos algo para comer en el Alcampo, que tenía un cartel grande mostrando lo orgullosos que estaban de abrir el 2 de enero. Ni siquiera pudimos comprar en Mercadona, que estaba cerrado. En Coruña, David fue al Centro de Salud, luego fue a Correos a enviarnos un paquete, y según me contó se estaba haciendo vida normal de lunes.
Y ya para rematar, tuve las siguientes pruebas, que me molestaron mucho más y que fue lo que me llevó a decidir que, prejuicios o no, los sevillanos son unos vagos; los días 4 y 5 de enero:
El día 4 decidimos, después de comer, ponernos a buscar algo para visitar. En ese tiempo apenas habíamos ido a la Plaza de España y dado una vuelta alrededor de la Catedral, y era hora de conocer un poco más a fondo el sitio. Yo sabía que en Sevilla está el Archivo de Indias, que además tuvimos suerte, y estaba al lado de la catedral; pensamos en ir a visitarlos.
Nuestra sorpresa cuando vemos en internet que el Archivo cierra las puertas a las 4 y media de la tarde, y la catedral a las 5 (además de cobrar una entrada sangrante). Era después de comer, no nos daba tiempo ni de broma. Planeamos ir al día siguiente, y aunque nos los encontrásemos cerrado, volvimos a la zona de la catedral a dar una vuelta. De ese día son las fotos nocturnas que tengo de la Avenida de la Constitución y de la catedral que tengo subidas a Facebook, aunque en los próximos días subiré más, voy con tranquilidad.
Al día siguiente nos despertamos con tiempo, hicimos la comida (una tortilla rica, rica, para poder llevárnosla y comer fuera), salimos hasta el Archivo de Indias y pudimos verlo con tranquilidad aunque realmente fue pasear por el edificio porque no dejan tocar nada. Salimos de allí cerca de las 2 de la tarde, y nos sentamos a comer tranquilamente. Cuando acabamos fuimos hasta la puerta de la catedral, y ya desde lejos nos encontramos a un grupo de japoneses en la puerta. Nos acercamos y vemos un cartel que pone algo de “por fiestas religiosas la catedral abrirá hoy de 11 a 13”. Es decir, dos horas. Es decir, ¿QUÉ PUTA MIERDA ES ESTA? El día anterior no había cartel ninguno (tengo un montón de fotos de esa puerta), y aún así, aunque sea 5 de enero y vaya a haber cabalgatas o misas (que creo que no se da misa en esa catedral ¿?), éstas serán a partir de las 5-6 de la tarde. ¿Qué mierda hace la catedral cerrada desde la 1 de la tarde?
Cuando se lo comentamos a la compañera de piso de Iris, también sevillana, nos dijo “los trabajadores querrán ver las cabalgatas”. Primero, si estás trabajando estás trabajando, no se puede elegir el horario para que coincida bien con las cosas divertidas. Si estás currando de portero en la catedral y no puedes ir a una cabalgata, mala suerte (además de que pasa una por delante); pero no sacrifiques el trabajo por irte de fiesta. Además de lo que decía antes, si las cabalgatas son a las 5-6 de la tarde (y temprano me parecen, en mi pueblo se hace cerca de las 8), hay tiempo de sobra desde la 1 de la tarde.
Mientras, en Coruña, las tiendas Yarará y Platabaluu anunciando por Facebook un horario especial de Noche de Reyes por el que estarían abiertos hasta las 11 de la noche.
Creo que frente a eso no tengo mucho más que añadir.

Sin embargo, a la gente que he visto currar en Sevilla, curran duro. Delante de la casa de Iris hay un sitio/asador que dan comidas para llevar. No es más que una cocina y un mostrador, en donde te ponen la comida que pidas (cada día tienen cosas diferentes) en un tupper y te la llevas a casa. Riquísimo y muy barato, comimos media semana de allí. Pues a esa gente sí la vi currar, y mucho. No fuimos una sola vez y ninguno de los que estaban allí estaba perdiendo el tiempo. Todo el mundo haciendo algo siempre, atendiendo bien a la gente y rápido.

Imagino que no todos los sevillanos son unos vagos ni toda la ciudad es horrible, pero esto es lo que he visto. La pachorra la tienen, y esa gran parte de ciudad, o de extensión si representa a una pequeña parte de la ciudad, es horrible.
Al volver a Galicia, todo el mundo que me preguntaba por Sevilla me decía si habíamos ido a Triana, que eso es bonito. No fuimos, porque nadie nos dijo que fuésemos. Iris, pese a llevar viviendo 4 meses allí y a tener “amigos” (o eso pensábamos, porque en la práctica no han demostrado ninguna clase de amistad) allí, nunca había salido a conocer la ciudad. Nadie nos dijo qué hacer, solamente conseguimos saber gracias a internet dónde estaba la catedral, que estaba allí el Archivo de Indias, y poco más. ¿Que nos hemos perdido lo bonito y a algún sevillano le está molestando que diga que su ciudad es fea? Quizás debería haberse esforzado un poquito (tan poquito como decir por msn “eh, no os podéis perder Triana, no tiene monumentos pero es bonita para pasear”) y me hubiese llevado otra impresión.

9 de enero de 2012

Sevilla, primera parada

Soy una suicida. Me estoy poniendo a escribir sobre Sevilla a las 11 y media de la noche del domingo. Mañana tengo clase aunque aún no lo haya asimilado, y aunque la semana que pasé fuera me va a dar para más de una entrada, sigue siendo una locura. Hoy no duermo xD
Empiezo contando que todavía no tengo fotos. Mi pequeña tarjeta de 4gb se llenó cuando fuimos a Málaga, descargué las fotos en el portátil de Iris y todavía no las tengo. Como se viene esta semana y pasará por mi piso (bieeen!) me las pasará. Entonces empezaré a seleccionarlas, editarlas, y esas cosas que le hago a las fotos y ya las subiré. Al final voy a estar todo enero hablando de Sevilla, lo estoy viendo.
Así que hoy toca entrada sosa, sin fotos.

Empezamos por el principio. El jueves 29 de diciembre cogí un avión en Santiago con destino a Sevilla. Mi primer viaje en un avión conscientemente. Por lo que me contaron mis padres fui en avión desde Coruña/Santiago (no lo sé, la verdad) a Barcelona y vuelta cuando tendría 3 ó 4 años, pero no me acuerdo, así que no cuenta.
Mi primera vez en avión, e iría sola. Sola desde pasar la cosa de los metales hasta aterrizar en Sevilla, eso si Iris acertaba por dónde salen los que acababan de llegar y no me quedaba mangada allí. Tenía dos opciones: acojonarme, recordar Lost y que acabó muriendo el 90% de los personajes en una isla alejada de la mano de Dios, ir pensando todo el camino en que iba a morir irremediablemente, metida en ese ataúd con alas; o pasarlo bien y tomármelo todo con una ilusión infantil. Pensé que era más divertida la segunda opción, y no dejé entrar a la ansiedad en ningún momento.
Dos noches antes de despegar lo pasé mal. Estuve casi toda la noche en vela, temblando, intentando controlarme, pero me ganó. Desperté tras apenas cinco horas de sueño hecha una mierda, y arrastrando las consecuencias todo el día. Y dije que no iba a dejar que eso se repitiese. Yo quería irme a pesar de pasar bastantes días lejos de casa, y no iba a convertirlo en un sufrimiento. Así que empecé a tomármelo de otra manera, o a intentarlo.
Conseguí que la noche anterior a despegar (sería a media tarde) dormir bien, acabar de hacer la maleta con tranquilidad (40% ropa, 60% lanas) y comer bien. Bueno, lo de comer no lo hice. Comí cerca de la 1 de la tarde un plato de grelos sin mucho más, y antes de despegar el avión ya me estaban rugiendo las tripas. Suerte que Iris fue buena y me llevó un paquete de galletas al aeropuerto xD
Mi padre había tenido guardia de noche, y como no quiso comprometerse a estar en condiciones físicas de llevarme, me llevó mi hermano. Con ayuda (poca) del GPS de su móvil llegamos bien al aeropuerto. Yo quería estar con tiempo, porque además no conocía el edificio, y él no se fiaba de no perderse, así que salimos a las 2 y media de la tarde cuando las puertas de embarque las cerrarían a las 6 de la tarde. Al final no tuvimos imprevistos y llegamos al aeropuerto a las 4 de la tarde.
Él se encontró con un chico que tenía que bajar a nuestro pueblo, así que a la vuelta no iría solo. Y yo, tras pasar el detector de metales, no iba a tener compañía. El chico llegó pronto al aeropuerto, y les dije que se fuesen. Pasé por el detector de metales tras atascárseme el cinturón en los pantalones y parecer idiota sin muchos problemas, y cuando llegué a nuestra puerta de embarque apenas había 20 personas. Quedaba mucho para que llegase nuestro avión, aunque a esas alturas ya avisaban de que venía retrasado.
Así que llamé a Iris y estuvimos hablando durante un rato. O dos xD Abrirían las puertas de embarque cerca de las 5 y cuarto, o un poco después, y la gente empezó a hacer cola a las 5 menos cuarto. Hay que sumarle que venía con retraso, y para cuando embarcamos, había gente que llevaba como dos horas de pie. Yo dije que pasaba de ser una matada o sentarme en el suelo, y sentada en los bancos que había por allí tan ricamente estuve charlando con Iris sobre... no me acuerdo, imagino que de todo, como siempre. No conseguiría ventanilla, pero tampoco me iba cansar los pies por ella.
El avión llegó cuando tenía que estar saliendo. A las 6 y media. Bajaron los otros pasajeros, imagino que el avión repostó, y nos dejaron pasar. Salimos de Santiago cerca de las 7 y media, y el viaje a Sevilla fue de poco más de una hora.
Mi primera impresión sobre el avión es que era demasiado pequeño. Sacando la altura y las alas, conozco autobuses más grandes que eso. Y que se menean menos también xD Como suponía, no conseguí ventanilla, aunque pude disfrutar de mi ilusión tonta de ver a las azafatas correr de un lado para otro, de los carritos, de la gente pasando. Lo pasé como una enana.
El avión iba lleno de niños de entre 3 y 5 años, y cuando sube por el estómago la sensación del despegue, empezaron a gritar entre risas, como “andaaa qué sensación tan raaraaa”, y yo tuve ganas de hacer lo mismo xD El avión se meneaba bastante, pero decidí no asustarme ni pensar que se iba a romper todo en cachos. Y lo mejor es que resultó. Estaba disfrutando de aquello porque había decidido hacerlo. Parece una tontería haberse tomado el vuelo así, pero el hecho de que haya conseguido redirigir los pensamientos hasta conseguir cambiar mis impresiones es un paso enorme para encarar la ansiedad.
Durante el vuelo me dediqué a ver pasar las azafatas, los carritos, a intentar entender el inglés que hablaban las azafatas (raro, de memoria, y desganado, con una entonación cortada o falta de interés), y para cuando me estaba empezando a aburrir y quise sacar el mp3 para escuchar algo de música, anunciaron que había que apagar todos los aparatos electrónicos porque íbamos a aterrizar.
Llegamos a Sevilla sin más complicaciones. Cuando bajamos el avión seguí a la gente, y para cuando me di cuenta, estaba delante de Iris. Tuvimos la suerte de que por encima había un autobús cargando gente, y ya nos subimos. Luego cogimos otro bus, que nos dejó casi delante de su piso, y entre cenar y conocer a su compañera de piso, se nos acabó el día.

Creo que para mañana dejaré mis impresiones sobre Sevilla. Porque si el viaje en avión me ha dado para tanto, no quiero pensar en el resto, y tampoco voy a hacer una maxientrada contando todo. Aunque viendo lo que fui escribiendo esos días en Twitter creo que se puede formar una idea de lo que me pareció la ciudad. Pero eso para otro día, que hoy es tarde y aún tengo que deshacer la maleta. Mañana supuestamente tengo clase.
Mañana viene lo divertido. O eso parece, a juzgar por el revuelo que ha causado lo que he ido diciendo. No sabía que lo que yo pensase era tan importante.

1 de enero de 2012

Dos años

Hace poco más de dos años el corazón volvió a latir. Los rumores volaban en la calle, decían que había luz en las rendijas del local de ensayo. Hace dos años que volvíamos a sonreír, pensando en quizás la posibilidad de que fuese real.
Hace dos años que cada noche antes de dormir visitaba vuestra página web para comprobar que el corazón seguía allí. Hace dos años que no podía parar de sonreír porque el corazón había empezado a moverse, porque latía y porque estaba vivo. El mismo corazón que hace más de dos años encabeza todas mis entradas en este blog.

Hace exactamente dos años, 1 de enero de 2010 a las 3 de la mañana, os hice una visita, como todas las noches, y allí estabais. Era real. El corazón, que estabais vivos, las sonrisas, y la luz en el local de ensayo. Habíais vuelto, el sueño se había hecho real.

Y se han cumplido dos años de sonrisas y de más sueños vueltos reales. Del concierto en Santiago y la declaración de “Sôber han vuelto para quedarse”. De su primer abrazo, mi primeras fotos. De sonreír durante días y de pensar que eso no pudo realmente pasar. Luego, la espera y la llegada de Superbia, una de las cosas más grandes de este 2011. La gira que les llevó por el Sonisphere, el volver a verlos en directo. Tic tac. Náufrago. El Rock in Way y poder estar un ratito con ellos, poder escuchar de nuevo “Ab exordio generis humani...”, y volver a sentir la batería retumbando en la caja torácica y sonreír por ese pequeño dolor. Llorar con Umbilical. Volver a gritar con Loco y no creerse que haya acabado otra vez.
Sonrisas y muchas más sonrisas.
Escucharlos en la Green con Tregua, sus sonrisas, sus palabras, sus fotos, y sus abrazos. La atención que los hace únicos, el buen rollo, la cercanía y las ganas que dan de seguir.
Mi tatuaje, el enfrentarme a la ansiedad gracias a sus palabras y su música. La sensación de que nada es malo mientras suena Superbia de fondo. “Cuando te canses de perder, quiero que sepas que siempre estaré a tu lado, cual espina dentro de tu piel”. Hacer que todo valga la pena por haberlos escuchado en directo.
Sonrisas y muchas más sonrisas. De sentirse feliz porque ocurrió, pero saber que este año aún nos queda mucho por vivir. Morfologira, esa parada que aún tenemos pendiente en Galicia, y muchas más cosas que irán surgiendo. Porque esto no se acaba.
Dos años de sentir todo esto y querer llorar de la felicidad al escribir esto, de todo lo que me hacen sentir. Solamente con ser.

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Dos años y de aquí a la eternidad.

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