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10 de enero de 2012

Sevilla, parada general

Tras la locura de ayer empezando a contar cómo fue el viaje en el avión a Sevilla, vuelvo a ponerme frente al teclado a horas intempestivas. Pero me gusta contar las cosas cuando están frescas, luego me aburren hasta a mí.
Cuando llegué a Sevilla era de noche, no había nadie en la calle, y estaba tan contenta por haber llegado de una pieza sin perderme ni una sola vez, que no miré por dónde iba. También estaba famélica, así que veía poco más que el paquete de galletas que me acercó Iris, mientras ella me iba guiando. Así que mi primera toma de contacto con Sevilla fue al día siguiente.
Digamos que fui con prejuicios de la ciudad. Todo el mundo dice que es una ciudad muy bonita y acogedora, que la gente es muy simpática, que es muy cultural y que hay mucho que ver y que hacer. Fui ilusionada, esperaba una ciudad bonita y que me iba a gustar. Nunca me gustó el flamenco, pero si iba unido a la cuidad, esperaba verlo allí de otro modo; la música en directo es muy diferente a como se siente en grabado.
Estos prejuicios se me acabaron pronto. Creo que fue el primer día de estar allí que comimos y luego salimos a dar una vuelta. Fuimos en bus hasta el centro comercial Los Arcos, y de vuelta paramos a la mitad a comprar lanas y volvimos caminando. Ya por allí me di cuenta de que no me estaba pareciendo tan bonita como me la habían vendido. Todas las calles eran iguales. Todo recto, sin cuestas, sin curvas. Calles perpendiculares, unas pocas en diagonal. Todo cruces, ni siquiera rotondas. Aceras anchas cortadas por “jardines” de tierra seca y polvorienta, llenas (las aceras y los “jardines”) de cagadas de perros. Y así metro tras metro. El bus que cogimos no tuvo que dar una sola curva, y cuando nos volvimos caminando solamente nos desviamos un momento para meternos por un par de calles (también rectas y cuadriculadas) para llegar a una mercería un poco escondida. Todo monótono.
Quiero imaginar que Sevilla entera no es así. De hecho, cuando fuimos a la parte más vieja de la ciudad, por la catedral y así, sí existían las curvas. Pero estas calles rectas cubren una extensión más que respetable.
Me lo tomé medio a broma. No me iba a dejar de gustar la ciudad por cuatro calles. Dije en Twitter que la ciudad no estaba colaborando con mi obsesión con las líneas de fuga y no le di más importancia.
Pero con el paso del tiempo esto empezó a cansarme. Eso, junto a la suciedad que había en esas calles. Como dije antes, las aceras estaban llenas de cagadas de perro. Que la gente puede no estar concienciada de que eso no es un verdadero jardín y no la recogen, vale. Pero en la calle en la que vivía Iris (porque se vieeenee!!) cagó un perro, delante de nosotras, mientras caminábamos el segundo día, y a la hora de irme para el aeropuerto para Santiago la mierda seguía ahí. Es decir, en una semana no se ha pasado un solo barrendero por la calle.
Pero el problema no es solamente los perros. El problema es que Sevilla, o la zona por la que estuvimos, está llena de naranjos. Con naranjas. Con naranjas que nadie come y que se caen al suelo. Que aplastan los coches, que se abren, y que se pudren en el suelo sin que nadie limpie eso. Además, por allí pasaron cabalgatas. Siendo las cabalgadas los días 5 y 6, el 7 cuando me fui, las calles estaban todavía llenas de papeles, de confeti, de restos de caramelos, etc., además de las cosas que de por sí los sevillanos tiran al suelo.
La ciudad ya no parece tan bonita, ¿no?

Eso sin contar con los propios sevillanos. Intento no caer en tópicos ni en prejuicios, sobre todo si son negativos. Hay muchos sobre muchos de los grupos “sociales” en los que se me puede incluir y la mayor parte están infundados, así que para mí los tópicos son un elemento humorístico más. No me los tomo en serio. No me doy por aludida cuando usan uno referido a mí, e intento no tenerlos frente a la gente.
Está muy extendido el que los andaluces son unos vagos. No sé de dónde viene ni me importa, el caso es que está ahí. Sé que es mentira. No por ser de una zona eres más o menos activo. O eso pensaba. Porque me llevé una sorpresa muy grande y no grata respecto a esto.
Pensaba eso, que no por ser andaluces, o ser cualquier cosa, tenían por qué trabajar menos que el resto. Cuando Iris llegó a principios de septiembre me contó que durante la tarde todos los negocios estaban cerrados, por el calor, y me pareció normal. Me dijo que abrían por la noche, y me pareció normal y lógico. Pero este diciembre me llevé una sorpresa bastante grande con esto. Y es que, según lo que he visto, el tópico se cumple. Obviamente, no en todos los casos, y tengo cerca un par de personas de Sevilla que trabajan más que el resto juntas, aunque de ellas hablaré más tarde.
La primera prueba de que se toman la vida con más pachorra de la que estoy acostumbrada la tuve ese segundo día, cuando nos fuimos hasta Los Arcos. Salimos después de comer, y todas las tiendas o locales que no pertenecían a una cadena mayor (supermercados, cadenas de tiendas o los establecimientos del centro comercial) hasta las 5 y pico no fueron abriendo. En Coruña y en mi pueblo todo abre, como tarde, a las 4 y media, tras cerrar a las 2 y pico para poder ir a comer. Puede ser una cosa de costumbres y de horarios generales, no le di mucha importancia.
La segunda prueba la tuve el 2 de enero. El 1 de enero, festivo, cayó en domingo. Y como dos días no laborales juntos no puede ser, se tomaron de descanso el 2 también. Solamente conseguimos algo para comer en el Alcampo, que tenía un cartel grande mostrando lo orgullosos que estaban de abrir el 2 de enero. Ni siquiera pudimos comprar en Mercadona, que estaba cerrado. En Coruña, David fue al Centro de Salud, luego fue a Correos a enviarnos un paquete, y según me contó se estaba haciendo vida normal de lunes.
Y ya para rematar, tuve las siguientes pruebas, que me molestaron mucho más y que fue lo que me llevó a decidir que, prejuicios o no, los sevillanos son unos vagos; los días 4 y 5 de enero:
El día 4 decidimos, después de comer, ponernos a buscar algo para visitar. En ese tiempo apenas habíamos ido a la Plaza de España y dado una vuelta alrededor de la Catedral, y era hora de conocer un poco más a fondo el sitio. Yo sabía que en Sevilla está el Archivo de Indias, que además tuvimos suerte, y estaba al lado de la catedral; pensamos en ir a visitarlos.
Nuestra sorpresa cuando vemos en internet que el Archivo cierra las puertas a las 4 y media de la tarde, y la catedral a las 5 (además de cobrar una entrada sangrante). Era después de comer, no nos daba tiempo ni de broma. Planeamos ir al día siguiente, y aunque nos los encontrásemos cerrado, volvimos a la zona de la catedral a dar una vuelta. De ese día son las fotos nocturnas que tengo de la Avenida de la Constitución y de la catedral que tengo subidas a Facebook, aunque en los próximos días subiré más, voy con tranquilidad.
Al día siguiente nos despertamos con tiempo, hicimos la comida (una tortilla rica, rica, para poder llevárnosla y comer fuera), salimos hasta el Archivo de Indias y pudimos verlo con tranquilidad aunque realmente fue pasear por el edificio porque no dejan tocar nada. Salimos de allí cerca de las 2 de la tarde, y nos sentamos a comer tranquilamente. Cuando acabamos fuimos hasta la puerta de la catedral, y ya desde lejos nos encontramos a un grupo de japoneses en la puerta. Nos acercamos y vemos un cartel que pone algo de “por fiestas religiosas la catedral abrirá hoy de 11 a 13”. Es decir, dos horas. Es decir, ¿QUÉ PUTA MIERDA ES ESTA? El día anterior no había cartel ninguno (tengo un montón de fotos de esa puerta), y aún así, aunque sea 5 de enero y vaya a haber cabalgatas o misas (que creo que no se da misa en esa catedral ¿?), éstas serán a partir de las 5-6 de la tarde. ¿Qué mierda hace la catedral cerrada desde la 1 de la tarde?
Cuando se lo comentamos a la compañera de piso de Iris, también sevillana, nos dijo “los trabajadores querrán ver las cabalgatas”. Primero, si estás trabajando estás trabajando, no se puede elegir el horario para que coincida bien con las cosas divertidas. Si estás currando de portero en la catedral y no puedes ir a una cabalgata, mala suerte (además de que pasa una por delante); pero no sacrifiques el trabajo por irte de fiesta. Además de lo que decía antes, si las cabalgatas son a las 5-6 de la tarde (y temprano me parecen, en mi pueblo se hace cerca de las 8), hay tiempo de sobra desde la 1 de la tarde.
Mientras, en Coruña, las tiendas Yarará y Platabaluu anunciando por Facebook un horario especial de Noche de Reyes por el que estarían abiertos hasta las 11 de la noche.
Creo que frente a eso no tengo mucho más que añadir.

Sin embargo, a la gente que he visto currar en Sevilla, curran duro. Delante de la casa de Iris hay un sitio/asador que dan comidas para llevar. No es más que una cocina y un mostrador, en donde te ponen la comida que pidas (cada día tienen cosas diferentes) en un tupper y te la llevas a casa. Riquísimo y muy barato, comimos media semana de allí. Pues a esa gente sí la vi currar, y mucho. No fuimos una sola vez y ninguno de los que estaban allí estaba perdiendo el tiempo. Todo el mundo haciendo algo siempre, atendiendo bien a la gente y rápido.

Imagino que no todos los sevillanos son unos vagos ni toda la ciudad es horrible, pero esto es lo que he visto. La pachorra la tienen, y esa gran parte de ciudad, o de extensión si representa a una pequeña parte de la ciudad, es horrible.
Al volver a Galicia, todo el mundo que me preguntaba por Sevilla me decía si habíamos ido a Triana, que eso es bonito. No fuimos, porque nadie nos dijo que fuésemos. Iris, pese a llevar viviendo 4 meses allí y a tener “amigos” (o eso pensábamos, porque en la práctica no han demostrado ninguna clase de amistad) allí, nunca había salido a conocer la ciudad. Nadie nos dijo qué hacer, solamente conseguimos saber gracias a internet dónde estaba la catedral, que estaba allí el Archivo de Indias, y poco más. ¿Que nos hemos perdido lo bonito y a algún sevillano le está molestando que diga que su ciudad es fea? Quizás debería haberse esforzado un poquito (tan poquito como decir por msn “eh, no os podéis perder Triana, no tiene monumentos pero es bonita para pasear”) y me hubiese llevado otra impresión.

1 comentario:

Estela Rengel dijo...

Quizá en Coruña el día 2 no fue fiesta por temas de organización. Cada Comunidad Autónoma (incluso en el caso de los días lectivos cada provincia e incluso pueblos dentro de la misma provincia) tienen días festivos diferentes en función de fiestas patronales, romerías, día de la Comunidad Autónoma...

Un ejemplo claro: En Sevilla empiezan las clases en la universidad casi 2 semanas antes que en Huelva, por ejemplo, por la Feria De Abril, para tener esa semana dedicada a la fiesta. Y se quitan días no lectivos de otras partes. Así que por esa parte creo que no es demasiado justo lo que dices... Y bueno, se ha puesto en vigor lo del libre horario de apertura de los comercios, así que ahora podrá hacer cada uno lo que le parezca...

Yo creo que le debes otra visita a la ciudad, mejor asesorada. Mira que lo típico es que Huelva-Sevilla estén ahí tontamente enfrentadas, pero hay sitios muy bonitos para pasear, hay sitios interesantes por su cultura, callecitas pequeñas y recovecos (me encantó encontrarme por casualidad con la casa en la que nació mi adorado Luis Cernuda, por ejemplo)...

Un saludo.