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4 de mayo de 2011

Ahora sí, Superbia.

En las estadísticas del blog va a aparecer que hice estas dos últimas entradas en días consecutivos, pero es mentira. En realidad estoy empezando a escribir esta entrada apenas unas horas después de la anterior, pero creo que me pasaré de las 12 de la noche cuando la publique (son menos 10 casi).
Y es que tras mil escuchas a Superbia, no me puedo aguantar el hablar del disco. Siento que todavía haya gente que no lo haya podido escuchar. A mí me fastidia hacerme ilusiones y que luego no me guste tanto como me decían, así que, cual espoiler, que nadie que no lo haya escuchado siga leyendo. El disco contiene un par de sorpresas (a mí me gustaron mucho, no me las esperaba pero me encanta cómo quedan), y no quiero destriparle nada a nadie. Ni mucho menos quiero crear expectativas sobre algo que es totalmente objetivo, y luego a lo mejor puede no cumplirle. Ojalá a todo el mundo le gustase el disco como me gusta a mí, aunque me temo que nunca llueve a gusto de todos, aunque de momento todo lo que escucho es para bien.

Así en líneas generales, para resumir un poco, sí veo los componentes de Morfología y de Reddo en este disco. Es un disco muy intenso, que da quizás la potencia que tenía Morfología, pero con todos los años de experiencia que resultaron en Reddo. Las guitarras graves y pesadas, que casi dan golpes y no notas se mezclan con las letras y la elegancia de Reddo. Aunque más que Reddo, ahora que lo pienso, quizás se asemeje más a Paradÿsso. Pero eso es casi irrelevante, y hace ya bastantes años de esos discos. El caso es que tenemos delante uno de los discos que más fuertes de Sôber, con una calidad homogénea en las 11 canciones que casi se hace difícil de escuchar.
(Aunque vaya a hablar de Reddo a veces de manera que pueda parecer un poco despectiva, no lo es. Es un disco que me encanta y al que le tengo muchísimo cariño. Me parece un disco tremendo, pero para los que buscamos música fuerte y contundente a veces se queda un poco corto. Para lo que buscaba yo con 15 años, que fue cuando lo conocí, era todo lo que buscaba, necesitaba y podía entender. No quiero desmerecer a Reddo, quiero dejarlo claro.)
No exagerando demasiado, la primera escucha cuesta. Sobre todo porque es un disco muy intenso, contundente desde los primeros momentos de “Superbia” hasta el final apoteósico de batería con “Fortuna, fama o placer”. Una vez que lo escuchas una vez, quieres otra y otra, hasta que le coges el ritmo y empiezas a profundizar en él. No vale escucharlo una vez, tienes que conocer un poquito cada canción para poder sumergirte de verdad.

El disco empieza con una de las sorpresas, así de entrada. Pero lo que pasa en las dos primeras estrofas de la primera canción no me importa. Me llama la atención y me hace estremecer de una manera especial la fuerza de las guitarras, ese toque bruto de Morfología (iba a decir morfo, deformaciones profesionales xD). También me llamó la atención la fuerza y el esfuerzo vocal de Carlos. Al estar al principio del disco, de manera un poco simbólica, la primera vez que lo escuché me dio como la sensación de que estaba descargando la tensión de todos estos días de espera, también de la adrenalina de haber vuelto a sacar disco juntos después de tantos años. En algunos momentos me dieron ganas de decirle que se relajase, que se iba a hacer daño del esfuerzo.
En conjunto es una canción que me da sensaciones contradictorias. Tanto el principio como el final me llevan a un palacio de la ópera gigante, gritándole a las butacas, llenando todo el espacio vacío de voces cantando. Sin embargo, entre las estrofas y los finales de los estribillos me imagino perfectamente cómo se podría cantar al oído, suave. Casi puedo imaginarme a un tío trepando por una cama mientras se acerca susurrando la canción. Son imágenes completamente antagónicas, pero que pueden convivir juntas dentro de la misma canción.
La segunda canción se llama Araña y creo que han conseguido plasmar bastante bien la sensación de una araña caminando. Sigue en la línea de las guitarras y batería duras, aunque por suerte para todos, la garganta de Carlos no sufre tanto. Quizás, ahora que la vuelvo a escuchar, la batería es un poco más fuerte y está más presente que en la canción anterior. Sin complicarme mucho, me encanta la canción en general. Es enérgica y te transmite la sensación de agresividad, de victoria, de poder. En principio creo que la letra invoca lo contrario, pero como estoy replanteándome todas sus letras, posiblemente profundizando en ella esconda un sentido que le vuelva a dar la vuelta a todo.

Con la tercera canción todavía me siento más contradictoria. La primera frase de la canción no me gusta, pero luego va aumentando y aumentando hasta motivarme a lo máximo. La sensación de no gustarme dura apenas un momento, el resto de la canción me gusta hasta casi niveles de entusiasmarme. La letra me vuelve loca, y el sentido de vencerte a ti mismo vuelve a estar presente. También vuelve a estar presente la imagen de los ángeles, las alas, el volar… todo otra vez unido.
Tras estas tres canciones fuertes seguidas, llegamos a Tic Tac. Creo que ya hablé de ella en el blog, pero no recuerdo exactamente qué. Me reitero en todo lo que dije o pude haber dicho. Me gusta cada vez más la canción, y escucharla a buena calidad (y no a como queda bajada de Youtube) no tiene precio. Espero que la toquen en directo, porque tiene que poner los pelos de punta. La letra, el aumento progresivo de la intensidad de la canción, el optimismo y las ganas de comerte el mundo que transmite tienen que ser brutales sabiendo que no está grabado, que eso se está tocando en directo, frente a ti.
Luego le sigue Fantasma, el primer adelanto del disco, y que tengo taaan sobada que no sé por dónde cogerla. Para tener una referencia por si alguien se ha saltado lo que dije en los primeros párrafos, es de las fuertes, pero las “fuertes de verdad” dentro del disco lo son mucho más. Fantasma deja como huecos de sonido, cosa que otras canciones no, es todo guitarra, guitarra, batería, guitarra. Todo un disco hecho de canciones tipo Fantasma sería asequible en el sentido que decía antes, pero el disco en sí es más fuerte que eso.
La letra me sigue chiflando, y la canción se me mete dentro hasta ganas de casi no poder aguantarme el cantar la letra. Me motiva como pocas canciones pueden hacerlo, y ya casi es un clásico dentro de Sôber. Me adelanto muchísimo, lo sé, pero la siento así. Además, creo que tiene novedades en la letra que no habíamos escuchado en discos anteriores, en las que no puedo parar de pensar. Pero cuando haga el “estudio” completo de las letras veré si son novedades o hay precursoras y no caigo ahora mismo. De momento no adelanto nada. Además, son detalles de los que solamente nos preocupamos los filólogos xD
Tras Fantasma, llega Nuestro final. Una canción que a la primera escucha me pasó un poco desapercibida, entre el barullo mental que me estaba montando con las otras canciones que acababa de escuchar; pero que a cada vez que la escucho, como me pasó con La última llamada, me gustan más y más. Voy a tener un problema serio cuando quiera empezar a borrar canciones y dejar solamente unas pocas para el recopilatorio general.
Quizás es una de las canciones más Reddo del disco. La letra se sale un poco de la temática habitual de Sôber, aunque la formalización es prácticamente la misma. Y aunque sigue teniendo esa fuerza que quizás se pierde un poco en Reddo, la sensación que da es que casi podría pertenecer a ese disco por sonido general. También tengo que analizar la letra de esta canción, porque creo que vuelve a dar ese mensaje de “me pasan cosas malas, pero en realidad es bueno para mí” que tanto me llama la atención.
Destacar a estas alturas de disco el tute de brazos que solamente con estas 6 canciones se hizo Manu Reyes. El pobre chaval va a acabar muerto tras los conciertos –acabo inciso.
Le sigue otra canción ya conocida: Umbilical. De los adelantos, es quizás la que más se acerca al sonido general del disco, aunque es más rápida que el resto y eso la diferencia un poco. El esfuerzo vocal tampoco es tan grande como en otras canciones, pero eso no le resta que sea genial y también se me meta dentro y quiera echar a correr. Como ya la tengo tan sobada no sé realmente qué decir de esta canción que no haya dicho antes. Quizás, que cada vez que la escucho me imagino a Jorge disfrutando como un enano componiendo el solo.
Llegamos a un momento en el que me da miedo hablar. No sé qué decir de Náufrago realmente. Es la gran sorpresa que me llevé de este disco, cómo una canción tan tierna puede encajar entre otras más fuertes y enérgicas. Náufrago se acerca a ser una balada, es tierna, es cercana, con una letra muy clara que parece que te habla personalmente. Es potente e intensa en el sentido que dije que lo era Tic Tac. Es una canción que yo creo que cualquiera podría desear que se la dedicasen. Habla de lucha, de esperas, de supervivencia frente a fuerzas mayores… No sé por qué, pero cada vez que la escucho me imagino escenas sueltas de Jack Shepard con Kate Austen. Sé que es más metafórico que eso. Oh, joder, la estoy escuchando de fondo para poder hablar de ella y se me pone la piel de gallina y no sé qué decir. Por las manos me corren mini impulsos eléctricos que me complican escribir.
Es una canción para llorar en directo. Claramente. Si consigo ir a un directo y no hacer el estúpido es que ese día estoy más estúpida de lo normal. Es una de esas canciones que quieres tener lejos cuando sufres de desamor, pero que no puedes parar de escuchar porque tiene cierto efecto catártico. Amorosamente yo me encuentro estupenda ahora, e incluso a mí me está poniendo melancólica.
Cambiamos de tercio para recuperar la cordura. La batería anuncia que se acabaron las melindrosidades (salvo que le des a “repetir”) para empezar con La última llamada, de la que hablé un poquito antes. Con una base de percusión en la que también colaboran las guitarras esta canción crece dentro de ti con una mezcla de rabia con optimismo y decisión, como otras canciones. Es otra de las canciones que me hacen pensar en que Jorge lo tuvo que pasar genial, mientras Manu sufre de calambres. Me encanta la configuración de las guitarras que golpean junto a la batería, esa sensación persecutoria, con los tiros y las campanas de fondo.
Nos acercamos al final de disco. También rápida y grave, aparece Guarida. Me llamó mucho la atención a la primera escucha, y es de las canciones a las que les estoy dando a repetir cada vez que la escucho. Es rápida y fuerte, pero el estribillo da la impresión de ralentizarse para remarcar la letra, muy de veneno y venganza. Sin embargo, también tiene ese componente que me marcó hace años gracias a las letras de Sôber en los discos anteriores: el paso imparable del tiempo, y la edad. Hacia el final de la canción se me vuelve a la mente cómo será el momento de vivirla en directo, con el esfuerzo vocal de algunos pasajes, y el último estribillo, con la fuerza de las guitarras de fondo, me hacen pensar en que no puedo esperar mucho más por los conciertos. Ojalá pronto confirmen fechas por Galicia :(
Y si pensábamos que la batería a estas alturas ya debía estar reventada, es que no habíamos llegado a la última canción, Fortuna, fama o placer. Con un inicio un poco blues, se incorpora la batería para repartir muy segura. Esta canción en directo va a ser un poco el consuelo de no volver a sentir cómo Ocaso nos había temblar la caja torácica. El ritmo de percusión no disminuye a lo largo de toda la canción, aunque las guitarras vienen y van. Me recuerda a ciertos momentos de Paradÿsso en los que parece que se pierde un poco la sobriedad del grupo para caer en un pequeño caos, para luego volver a ser los que eran. De esta canción destacaría la importancia de la batería (obviamente), el volver a las letras tan abstractas como Lejos o el mismo Paradÿsso, y el estribillo tan “fuera de lugar” pero tan pedido por la propia canción. En la letra, como en el resto, todavía tengo que profundizar, escucharla muchas veces y pensar sobre ella, pero estoy casi segura que roza los niveles de abstracción de Paradÿsso.
Estoy también casi segura de que es una canción pensada para los conciertos. Contiene ese caos que se agradece en los directos, ese dejarse volver loco por el momento mientras la música que estabas escuchando se va volviendo ruido hasta que te da igual todo y acabas mareado, pero con una sonrisa. Desde luego, espero que la incluyan dentro de los conciertos, porque le pega muchísimo.
Y así como Superbia abría de una manera operística el disco, Fortuna, fama o placer lo cierra con un final digno de un directo. Y piensas que el disco se ha hecho corto, y que quieres más. Que 11 canciones son demasiadas pocas.

Por si no se había notado, estoy entusiasmada con este disco. Todavía no he decidido si es el mejor que sacaron hasta ahora, pero desde luego es algo que hay que pensar. Candidato por lo menos lo es, y muy digno.
Me han sorprendido, además de Náufrago y el principio de Superbia, la calidad y esfuerzo vocal de Carlos a lo largo de todo el disco. También me preocupo por el estado físico en el que puede acabar Manu tras los conciertos, porque la paliza que se mete a lo largo de las 11 canciones no es una broma. Me encanta cómo están encajados los solos, la base instrumental en general. Me encantan las letras, aunque todavía me tengo que acostumbrar a ellas y conocerlas en profundidad. Me encanta la combinación de canciones, la inclusión de un tema tan sensible como Náufrago, que convive con Umbilical, por decir uno, y que por encima encajen ambos. Me encanta que las letras que me hablaban de pequeña (bueno, no tanto, pero casi) sigan manteniendo su esencia, pero sin agotarse. Y me encanta que vaya a haber una gira para poder sentir todo esto en directo.

Me encanta el disco y no sé si alguna vez podré llegar a cansarme de él.

1 comentario:

Isi G. dijo...

Debo decir que anoche, oyéndolo, no podía dejar de disfrutarlo, es enorme, precioso!!!

Creo que voy a usar algunas entradas tuyas como "apoyo" en una futura entrada (no muy futura) sobre Sôber, si no te importa ;)

Un beso^^