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28 de abril de 2011

El efecto terapéutico de la música, Vol.I

Nunca había llegado a entender bien a qué se referían cuando decían que la música cura almas. Sí, tenía mis raciones de musicoterapia, y sabía que escuchar música podía cambiar mi estado de ánimo. Días de bajón, con las canciones y grupos bien elegidos, podía remontarlos sin mucho más trabajo que sentarme a escuchar.
Pero hasta los niveles que Otep usó la música en su momento, por ejemplo, no. Otep se metió en un local de ensayo con un micrófono a gritar para curarse una depresión. Pensé que el proceso creador tendría algo que ver, o el heavy mental le servía como válvula de escape. No hay nada más que escuchar el EP y el primer disco para darse cuenta de que tenía mucho que decir, y mucho de lo que liberarse.

Pero estos días, cuando llevo una temporada en caída libre, es cuando me doy cuenta de que no es del todo así.
Tras estos meses seguidos de ansiedad, como ya dije, me decidí a pedir ayuda por fin, y fui a un psicólogo. Lo que me dijo en la primera vez que nos vimos es que yo “empezaba a gestar un problema”, pero con cara de “te lo digo así para que te tranquilices, pero en realidad ya lo tienes”. Cuatro años de ansiedad bastante fuerte, miedo al mundo, miedo a cosas tan rutinarias como... fregar los platos, miedo a comer, y últimamente hasta niveles de mareos y desorientación, yo creo que es tener ya el problema. Con el paso de las semanas, y aunque solamente nos hemos visto dos veces más desde aquel día, he mejorado bastante solamente con la expectativa de que todo se va a acabar pronto. Cuando me vio más animada, no tan derrotada, me “confesó” que vio que podía estar empezando a caer en una depresión. El no tener ganas de nada, el haber perdido la ilusión, el miedo a las espectativas, la falta de motivación por cualquier cosa... no eran por nada.
Yo en algunos momentos me lo planteé. No me sentía normal, no me sentía bien. La rabia que tenía en algunos momentos, que muchas veces acababan agotándome y acurrucándome en cama no eran por nada. Pero estoy saliendo de eso, y si me atrevo a hablar de ello es porque probablemente esté algo lejos ya.
El principal objetivo de las primeras sesiones de “terapia” con el psicólogo era encontrar algo que me motivase, y que me devolviese las ganas de hacer cosa. Además, esto empezaría a restablecer los ciclos anímicos, o algo así, y sentiría ilusión y no miedo por las expectativas, dejaría de preocuparme por cosas que no tienen importancia y así. Reordenar los sentimientos, vaya.
Y justo llegó The Drink Tim. La ilusión de aprender fotografía de conciertos, el meterme en el mundo de la música por fin, hicieron chispita. Tuve miedo del concierto de Hamlet, sobre todo antes de subir al tren, pero todo salió bien.
Y nada más conseguir entrar en The Drink Tim, empieza Sôber a moverse en serio de nuevo, y Otep empieza a darnos caña con la salida del próximo disco. Me pongo fecha límite para hacerme el tatuaje, y de de repente recobro la ilusión por las cosas. Pasé en pocas semanas de no tener más motivación para levantarme de cama por la mañana que “porque tengo que hacerlo” a sonreír escuchando música de nuevo.
Fantasma no me causó el impacto emocional que me dio hace unas horas Tic Tac, pero revivió el sueño de que Sôber han vuelto, y que es de verdad. Creo que la entrada que hice sobre ese sentimiento de “no me lo acababa de creer” explica bastante bien lo que era. Luego llegó Umbilical, que además de inyectar energía en vena me transmite ese mensaje de empezar a luchar, no rendirse. En mi caso luchar sin miedo contra la ansiedad, porque lleva ya mucho tiempo atándome sin dejarme ser yo. Sé que tiene todavía más fondo que esto (al igual que Fantasma, que tiene novedades “literarias” en la letra que todavía no acabo de ver, pero creo que estoy empezando a intuir el pico del iceberg), pero no me he puesto a pensar en serio y académico sobre la letra. Necesito ese mensaje, y de momento me quedo con él.
Y justo cuando empiezo a describir mi vida como un miedo constante frente a todo, me encuentro una vez más a la voz de Carlos diciéndome al oído “no tengas miedo, el miedo solo hará que veas el cielo como un agujero negro; busca la llave que abra la puerta donde guardas los sueños, y no el cementerio”. Para imaginarse mi cara tras escuchar eso por primera vez.
Y para rematar, llega Tic Tac. No me hervía la sangre cuando leía protestar a la gente en el muro de Facebook del grupo diciendo que era una canción floja porque directamente sentí una especie de desprecio por todos ellos. Quien diga eso es porque no la entiende, no ha intentando entrar en ella. No me expliqué bien cuando intenté decir esto en el muro de facebook del grupo, pero es una canción delicada e intensa. ¿Quién necesita “caña” cuando tienes eso? A mí Tic Tac se me mete dentro y me calienta desde el centro del pecho. Es más que una canción.
De nuevo tiene ese mensaje de luchar, de buscar vencer, quizás no a una persona, sino a ti mismo. Con el símil de los ángeles, que implica subir todavía más que en Umbilical. Es también más extremista que Umbilical, habla claramente de llanto, de estar tirado en el suelo, de la necesidad de tener que levantarse. Umbilical era más de protección que de alzamiento, no sé si me estoy explicando bien.
Y de nuevo la letra. Habla específicamente de ansiedad (aunque sea una ansiedad+, no una ansiedad- como la que siento yo, pero está presente igualmente), y el uso de la segunda persona (bastante común en Sôber, lo sé) hace que sea un mensaje enviado directo a ti. Copiaría el estribillo entero, porque todo en él me habla. Lo aíslo un poco del resto de la canción, que no es tan directa como lo era Umbilical, y hace el mismo efecto. Las ganas de levantarse, luchar y acabar venciendo.


Y ahora, el tema del tatuaje. Esta tarde me voy a hacer la prueba de la alergia, y ya no tengo miedo. Tras semanas de darle vueltas y temblar cada vez que pensaba en la aguja contra mi espalda me daba miedo, pero me consolaba pensando que va a valer la pena. Tenía también una sensación de necesidad de devolverle al grupo todo lo que me han dicho y animado durante todos estos años, aunque probablemente nunca llegasen a enterarse de que me lo había hecho.
Ahora no sé si es por ellos o por mí. Por mí, seguro. Recordar todo lo que he sentido a lo largo de todos estos años, lo que Sôber me ha dado y todo lo que ha cambiado mi vida desde que ellos me iniciaron en el metal, y que siempre puedo tener una voz amiga a la que acudir cuando el mundo vuelva a superarme. Pero por ellos... tengo el sentimiento de que haciendo este pequeño sacrificio de marcar mi cuerpo por primera vez gracias a ellos, les estoy devolviendo un poco todas estas horas que han pasado en mi habitación, en mi día a día. No le acabo de encontrar sentido, no sé cómo haciéndome un tatuaje de una o con acento circunflejo puede devolverles algo, pero seguiré pensando en ello hasta que se lo encuentre.

Mientras, estoy esperando como loca a que confirmen fechas en Galicia, para poder volver a verlos, y escuchar las canciones de las que acabo de hablar en directo, que siempre transmiten mucho más que en grabado.
Ahora me voy a una pequeña excursión con la Facultad (bibliotecas, oh), y luego a katattoomba a que empiecen a preparar el camino en mi espalda. Ya no tengo miedo, tengo ilusión. Creo que de eso se trataba la curación de la depresión, ¿no?

1 comentario:

Isi G. dijo...

No sabes cuánto me alegro de verte que vas saliendo poco a poco, preciosa^^ Quienes no se han dado cuenta de lo que es Tic Tac es que no han oído la canción con el corazón, porque a mí me llegó y todavía se remueve por dentro. Estos locos consiguen hacernos sentir demasiado, ¿verdad?

Mucho ánimo y a comerse el mundo^^ Yo ando todavía en mi fase de búsqueda de motivación, a ver si algún día remonto el vuelo como las mariposas (como tú estás haciendo^^)

Besazos!!!! Y a seguir luchando^^