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6 de mayo de 2010

Todo es un fracaso

Hoy es uno de esos días en los que el mundo se me viene grande. De esos días en los que no puedo parar de recordar todo lo que estoy fracasando en lo que me propongo, y en parte también siento esa impotencia de no poder, o no saber, hacer nada para cambiarlo.
El otro día me acerqué a una nueva autoescuela y les pregunté sobre qué papeles tendría que llevarles para poder acabar de sacar el carnet con ellos. Aunque estemos en mayo y en dos semanas empiece a estudiar en serio y no vaya a tener tiempo. Con mi otra autoescuela no quiero volver (no tengo la decepción tan reciente, pero la recuerdo y me niego a volver a vivirla), así que si no me da tiempo a sacarlo en el tiempo que me queda hasta los exámenes (empiezo los gordos cerca del 11 de junio) a lo mejor puedo arañar algunos días de julio para acabar. Más ya no puedo alargar el carnet, es demasiado tiempo.
Por otro lado, y el desencadenante de que hoy esté así, es el mismo tema del cuatrimestre pasado (entrada A examen): este cuatrimestre falté bastante a clase, y entre otras cosas, tengo que ir a examen, junto a más personas de mi clase (que, por cierto, no faltaron tanto). ¿Por qué? Porque el jueves pasado hicimos un comentario de un poema en clase (“Voy soñando caminos”, de Machado) y no nos salió bien, lo que significa que, en vez de tener un mal día o atraversársenos el poema, como puede pasar, no tenemos el nivel suficiente para poder librarnos del examen y hacer un comentario completo solo a modo de trabajo de evaluación.
Personalmente, si falto a clase no es porque me guste. Llevo meses con la ansiedad desvelándome, sin dejarme dormir hasta las tantas de la mañana (esta semana estoy consiguiendo dormirme cerca de las 3, y es todo un logro), por lo que por las mañanas no soy capaz de levantarme (además de la impotencia, la tristeza y la culpabilidad que me entra cuando no tengo voluntad ni cuerpo para levantarme), así que tampoco de asistir a clase. A las asignaturas que tengo por la tarde fui a todas. No sé si falté un día a Hispanoamericana, un par de días a Lite Inglesa y otros dos a Lite Norteamericana, en contraste con la de meses que hace que no piso Historia del español, que es a las 9 y media de la mañana.
El poema del que tuvimos que hacer el comentario el otro día en clase lo habían hecho uno de esos días en los que no pude ir. Me encontré con ese poema por primera vez en mi vida y tenía que hacer un comentario completo improvisado en dos horas, mientras el resto de mis compañeros lo habían preparado en casa una semana antes, lo habían vuelto a hacer en clase, y contaban con los apuntes que habían tomado sobre él. Mis apuntes estaban en blanco. Sé que no estuve y que tendría que haber ido, pero no me parece realmente justo que tanto ellos como yo tengamos los mismos criterios de corrección. Si a mí me hubiesen pasado una hoja con la métrica, la rima, los acentos y demás cosas señaladas en el propio texto (como tenía la chica que estaba delante de mí haciendo el comentario) yo tampoco tendría que ir a examen porque lo hubiera hecho bien.
Siguiendo en mi problema y en por qué no quiero ir a examen, hay otra chica que hizo el comentario “muy bien” y que no tiene que ir a examen pese a haber faltado mucho. Dijo la profesora que ella falta porque “estuvo enferma”. Los de Coruña lo entenderán: su enfermedad se llama “Rus hasta las 8 de la mañana todos los sábados”. Claro que ella destrozada a media semana, y no puede hacer las cosas “porque el fin de semana me encontraba mal”. No digo que debería ir a examen ella por andar de resaca o estar cansada, sino que mi “enfermedad” me parece un motivo más justificable para faltar, y menos penalizable.
Hay otra chica que estuvo viniendo a clase pero que también tuvo que faltar durante unos días porque su padre se rompió una pierna. Ella es la única que puede coger el coche en casa (hermanos pequeños, madre sin carnet y el padre escayolado), así que es ella quien tiene que llevar y traer a su padre del hospital a casa y hacer los recados que sean. Ella también tiene que ir a examen. Otra compañera estuvo casi un mes sin venir a clase porque estaba de vacaciones en Argentina (sí, en marzo vacaciones). Ella no tiene que ir a examen, pese a interrumpir en cada exposición que se hace y no “creer” en lo que dice cuando comenta: “yo creo que... pues... a lo mejor, sí, no sé, ¿tú qué crees?”.

Por cosas como estas y por más hoy es uno de esos días en los que me siento despreciada y no tomada en cuenta. Me duele ver como cada día que bajo a comer a Aparejadores a los profesores y demás “adultos” que se quedan a comer la cafetería les da un menú especial y les ofrecen postre, a veces les juntan mesas, les sirven tipo restaurante (se les toma la comanda tipo restaurante: no se tienen que acercar a la barra a pedir ni ir al buffet) y los separan de los estudiantes con biombos, cuando yo tengo que conformarme con, como hoy, una hamburguesa completa que constaba de carne, una hoja de lechuga, dos aros (no rodajas) de cebolla y dos rodajas transparentes de tomate (sé que estaban ahí porque los vi, pero eran tan finas que ni sabían). Posiblemente tengan un acuerdo cafetería-profesores para que sea así, pero no puedo dejar de preguntarme por qué esa gente tiene que ser especial. ¿O es que por ser estudiantes somos como menos prestigiosos y más animales del campo y no merecemos ese trato?
Y otra cosa que me está llevando a unos cabreos importantes para la tontería que es son los contactos que tengo en Facebook solo para juegos. Últimamente estoy jugando bastante al Country Life, una de muchas granjas que hay. En ese juego necesitas mucho la ayuda de tus contactos para que te envíen cosas que no puedes comprar y que son necesarias. Agregué el otro día a bastante gente con el reclamo “envío regalos todos los días, y envío los que necesites”. Bueno, después de hacer una lista con lo que me pedía cada uno y enviárselo durante unos días, me di cuenta que de solamente un par de ellos me envían lo que yo les pido (lo menos que podrían hacer ya que yo me molesto en hacerlo), y uno de ellos es David. Creí que después de dejar los foros dejaría de encontrarme con gente estúpida, tan egoísta y con tanta cara, pero veo que no. Ahora voy a hacer una nueva lista: para borrarlos. Paso de volver a molestarme por una tontería así.
Por otro lado, el pie que tengo mal sigue mal, y últimamente está más hinchado y vuelve a supurar; ayer hasta me dolía. No se da curado, y como tenga que empezar a tomar antibióticos orales me va a dar algo.


Pero bueno. Llevo ya desde la hora de comer con Arch Enemy y Otep gritándome al oído (y porque no tengo más guardado en el iPod) y a ver si así me tranquilizo un poco y voy remontando a lo largo del día. Esta noche reabre el Heart Rock y ya soy bastante parada sin estar cabreada o triste como para irles con esta cara y dormirme a las 12 contra una esquina.
Y mañana bajo a casa, a despejarme un poco, espero. Tenemos el I Ciclo de cine con la UCV, y el sábado a ser si quedo con Silvia y salimos a dar una vuelta. Este fin de semana es lo único que me anima un poco ahora mismo.

Y sin más, tengo que irme a que me vuelvan a decir que el trabajo grupal que hicimos para Hispanoamericana está mal. Gracias por su atención.

1 comentario:

Isi G. dijo...

Mucho ánimo y cómete el mundo. Ya que no se puede evitar, pues al menos hazlo de puta madre ;)

Lo del menú ese también pasa aquí en Medicina (la que conozco mejor porque es donde como cuando voy a Teatinos, el Campus, a estudiar en la Biblioteca General). Lo que pasa es que el menú del día que hay es bastante comestible.

Ánimo con ese pie, intenta ir al centro de salud para que te echen alguna pomada antibiótica o te drenen eso o lo que sea, que te echen un ojo!!

Besotes^^ Y suerte con lo que te queda^^