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13 de mayo de 2010

Hasta me cago en la madre que la dio.

Hoy salí de clase a las 6 y cuarto, quizás un poco antes. Mañana no tengo clase, luego es fin de semana, el lunes es festivo en Galicia y no abre la Facultad, y el miércoles tengo un examen. Como los apuntes de esa asignatura me parecen muy cutres (lo que dieron los profesores en clase) pensé que sería buena idea ir a la biblioteca y coger un par de manuales generales y simples para completar, o por lo menos para ir más segura al examen.
Fui a la biblioteca y en el catálogo online miré las referencias de los libros, y fui a buscarlos . Mi gran sorpresa cuando los que tenían una pinta más didáctica, y que había nombrado la profesora en clase (“aunque no los conozco, la verdad”) no estaban en su sitio. Al ir a buscar más referencias para encontrar otros manuales, me fijé en esos libros que faltaban. Los dos a por los que había ido en un principio estaban prestados, y vencen dentro de dos lunes. Los préstamos de la biblioteca de la UDC son de dos semanas.

Así que la lista de mi clase (porque sé que fue ella, porque siempre hace lo mismo), volvió a salir de clase el lunes pasado callada como una zorra, fue a por los libros y sin decir nada a nadie, no fuera a ser que quisiéramos fotocopiar algún capítulo, los cogió y los llevó a su casa. Qué más da si todos tenemos los mismos apuntes de mierda y quizás otro compañero quiere completar los suyos, o ampliar, o lo que sea. Para qué hay una fotocopiadora dentro de la biblioteca, si podemos arramplar con los libros que queramos y mirarlos tranquilamente en casa, en vez de ocuparlos durante diez minutos como mucho y luego dejar que otra persona los aproveche. Que es un manual de literatura, no un libro. Nos interesan dos capítulos como mucho, no el libro al completo.
Ahora estoy de acuerdo con el profesor que, como había solo un ejemplar de un libro obligatorio, pidió a los de la biblioteca que solo permitiesen el préstamo en sala. No nos conocía, pero esta mujer no puede ser una especie única. Que algunos se tuvieron que joder y leerse el libro en una mesa, vale, pero por lo menos pudieron leerlo.


Entre esto y lo de mi piso va a parecer que soy una mujer sacrificada y que el mundo está en mi contra. No es así, o por lo menos espero que no parezca que voy de víctima sacrificada, pero hay actitudes egoístas que me joden, y mucho. Porque justamente para estas cosas tenemos la fotocopiadora, y si todos teníamos los mismos apuntes y el mismo examen, no sé cómo puede cogerse los libros tranquilamente y llevárselos, dejando al resto en pelotas.
No sé si alguno más de mi clase fue a buscarlos, pero supongo que sí, porque varios nos quejamos con miedo por la calidad de los apuntes.


Ahora, a tirar de Wikipedia y que sea lo que Dios quiera.

1 comentario:

Isi G. dijo...

Mucho ánimo y suerte, y cuando veas a la petarda esa, id en manada a petarle el ojete ;)

Besotes^^