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25 de abril de 2010

True Blood: I wanna do bad things to you

Hace dos años que los vampiros salieron del ataúd, es decir, del armario. Una empresa japonesa ha inventado una sangre sintética que puede sustituir a la humana en su alimentación, True Blood le llaman. Los vampiros ya no tienen que matar para sobrevivir, así que empiezan a luchar por una vida de cara al público, por sus derechos y por la igualdad con los humanos. Que se deje de tratarlos como a salvajes porque ya pueden convivir pacíficamente con los humanos.
Frente a esto, hay opiniones muy diferentes entre los humanos. Los hay que apuestan por su integración y están de acuerdo en que obtengan sus derechos legales, están los fanáticos religiosos que creen que son criaturas del demonio y que aquél que no luche por su exterminación irá al Infierno, los que piensan que después de todo son peligrosos y los que les da igual, los veletas. También no todos los vampiros están de acuerdo en dejar de alimentarse de humanos y empezar a “portarse bien”.
En este ambiente se sitúa la historia. En Bon Temps, un pequeño pueblo de paletos del sur de EEUU, aparece de improvisto uno de los vampiros que luchan por la igualdad.

True Blood no es la típica historia de vampiros. No es la típica historia de amor humano-vampiro. Tiene muchas cosas típicas, pero por cada una de ellas, tiene una novedad y algo diferente a lo que se suele ver. La manera de tratar a los vampiros, con todos los matices y una personalidad completa, las tramas, los temas nuevos que introducen, los personajes tan reales que incorporan, el resto de elementos mitológicos… aunque más que la historia en sí, es la manera de llevar la historia.
No es la historia de Sookie y Bill, no es la historia de un triángulo amoroso, no es la historia de Tara, de Sam, de Jason, ni es la historia del Merlotte’s. Es la historia de Bon Temps al completo. Hay unos protagonistas, pero la historia abarca la de todo el pueblo. La de Arlene y René, la de Lafayette, la de Hoyt y su madre y las amigas de su madre, la de Terry (un veterano de Irak que juraría que está inspirado en el personaje amigo del Gran Lebowsky), la de Andy y los policías, la de Jessica y la de Eric. Es la historia de todos ellos. Es una historia completa, muy pensada, retorcida, y con tantos detalles que no podría resumirla. Solamente me atrevo a presentarla.
La manera en la que se lleva la historia en la pantalla también es diferente. No hay tapujos, y si un vampiro muerde a un humano, ten por seguro que vas a ver mucha sangre. Los vampiros no son escrupulosos, así que los humanos que vemos la serie nos tenemos que joder y ver todas las cochinadas que hacen. Así como no se trapa la sangre, las heridas o las tripas (que las hay) tampoco se trapa el sexo humano-vampiro, que lo hay, y mucho. La única serie que haya visto y que muestre el sexo de una manera tan abierta y natural quizás es Californication. Tiene momentos de suspense, momentos de ternura, momentos de amor, y muchos, muchos momentos de una lujuria morbosa y descontrolada.

No leer aquí si no se ha visto la serie, posibles spoilers.

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Otra de las cosas que más me gustan de la serie es cómo están planteados los personajes. Los de los vampiros sobre todo. En Bill es en quien más se ve, pero todos tienen más o menos las mismas características. Son animales, tienen su parte salvaje e impulsiva, pero no dejan de lado su parte racional. Tienen una jerarquía de lealtad y obediencia muy marcada y muy rígida, casi ninguno se atreverá a romper sus leyes conscientemente. Dentro de su fuerza y carácter animal, ni siquiera Pam pierde un poco de su humanidad, y algunos muestran una desesperanza, un hastío del mundo y de vivir que se diría que más propio de personas que de vampiros; se pueden llegar a mostrar débiles. Luego hay vampiros que tienen un “algo” que me inspira una ternura inmensa, como solo la sentí con Topher en los dos epitafios. La ternura de Bill está muy al descubierto, pero desde el primer momento me dio la impresión de que Eric no estaba tan vacío como quería aparentar.
La caracterización del pueblo en general está muy lograda. Han conseguido crear un pueblo entero, con un pensamiento y comportamiento general, pero con los personajes muy personales y diferenciados entre sí. Y no solo eso, sino que prácticamente cada uno de esos personajes podría vivir en realidad en un pueblo así, incluso en cualquier pueblo. Todos conocemos a un Hoyt, o a una Arlene, incluso a una Jessica en sus primeros capítulos, buena por delante y zorra por detrás.
El ambiente sureño country te deja conocer al pueblo desde el primer capítulo e integrarte con los personajes. Eso, junto a la ternura e inocencia de Bill, que, personalmente, me enamoró desde el primer capítulo. El misterio y el silencio que guarda Sam, y el suspense que se guarda prácticamente toda la serie, primero con los asesinatos, luego con Maryann… La serie engancha desde el primer momento, y va enlazando tramas con tramas de manera que no hay un parón y un nuevo principio que pueda dar la sensación de ser una segunda serie con los mismos personajes. Es más, si no recuerdo, la primera escena de la segunda temporada continúa la última de la primera, de manera que se puede ver todo seguido sin notar diferencia.
A todo esto, y no puedo dejar de mencionarlo, hay que sumarle una de las introducciones más bonitas que he visto en una serie.




Esta serie me tiene enganchada, enamorada y colgada. Damos gracias de que es de la HBO y tiene confirmadas cuatro temporadas (emitidas dos, en junio de este año empieza la tercera) y no es de la FOX. La tercera empieza a emitirse este junio. Que llegue pronto.

1 comentario:

Isi G. dijo...

Cuando termine el examen de junio de Medico-Quirúrgica voy a quemar el módem a base de engancharme a seriesyonkis y leer mangas y todo xDDDDDD Qué ganas!!!!!!!!

Besotes^^