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22 de enero de 2013

Hydra, de Otep

Se han acabado mis días de redactora musical de manera oficial, pero no por eso voy a dejar de escribir sobre música. Y ahora que no estoy desgastada por otras obligaciones ni tengo que escribir para nadie más, vuelve la música a Dissarey, bieen! (o no tanto)

Veamos. Otep es una de mis artistas favoritas. Oficialmente son un grupo, pero quien realmente tira del carro es la propia Otep Shamaya. El resto de los músicos van y vienen, y van como cuatro cambios completos de formación. Que Otep es Otep, vaya. Y no, no me refiero a Opeth.
La conocí hace mucho tempo, en el 2000 y pico, al poco de salir House of secrets. Me pasaron la canción de Blood Pigs diciéndome que creían que me iba a gustar, y vaya si me gustó. De ahí, empecé a seguirla. Viví la salida de The ascension, Smash the control machine, y la de Atavist, el rebuscar entre links caídos y falsos para encontrar las primeras maquetas y los primeros discos y conocerla a fondo.
Hoy salió el último disco, Hydra. Hace tiempo que dejé de seguirla personalmente porque no para de escribir en twitter y facebook y me llenaba todo de sus mensajes (musicales, políticos, éticos, fotos cualquiera, etc.), pero como estoy suscrita a la newsletter de Victory Records (la discográfica con la que está) ya sabía que cuando hubiese algo nuevo, me avisarían.
Y así me llegó este avance hace unas semanas, 31 segundos de una canción que pintaban muy muy bien:



Y hoy salió Hydra, y lo conseguí y lo descargué. Y esos 30 segundos son mentira, porque son los únicos 30 segundos de metal y de música en todo el disco.
No voy analizar canción a canción porque no tiene sentido, ya que me ha sonado casi todo igual y canciones propiamente dichas, no hay. Según lo que estuve escuchando, hay una temática que cruza todo el disco, y que une las canciones entre sí. El disco cuenta la historia de un niño/niña con una infancia traumática, entre violaciones y diferentes abusos de diferentes personas de autoridad de su alrededor. Y el disco, salvo dos excepciones concretas, es una sucesión de pasajes recitados o canturreados a lo largo de 13 cortes sobre las malas experiencias y recuerdos de ese niño. Le acompañan diferentes pasajes de guitarras, pocas se podrían clasificar verdaderamente como metal, la mayor parte de ellas son riffs repetidos durante el tiempo que dura la canción, otras tienen estribillos... pero no hay metal como lo había en otros discos. Es como, digamos, coger las canciones concepturales de House of secrets o Sevas Tra y multiplicarlas para convertirlas en un disco, ellas solas.
Como decía, hay dos excepciones contadas: los 40 segundos finales de Blowtorch Nightlight, de los cuales 30 salen en el adelanto de Victory Records, y Hag, la duodécima canción (de 13 que forman el disco), y que para eso, es una canción como cualquier otra que puede componer Otep. Todos los grupos tienen tipos de canciones que les salen como churros, y para Otep no creo que haya sido ningún esfuerzo componer esta.
Hydra ha sido una gran decepción. Yo quería escuchar música, porque Otep puede hacer música, y muy buena. Sabe repartir caña como poca gente puede, tiene una habilidad y capacidad vocal como casi nadie puede, y no la explota. También sabe hacer cosas conceptuales, y está bien que haya una o dos canciones conceptuales/diferentes por disco, o más (como Baby's Breath o Bible belt en Atavist), pero alargarlo todo el disco me parece pasarse.

Yo quería metal, quería caña y quería volver a quedarme con la boca abierta como me quedé con Smash the control machine. Porque ella puede hacerlo, y cuando quiere hacerlo, lo hace muy bien y hace verdaderos temazos (Blood pigs, Ghostflowers, Rise, Rebel, Resist; Confrontation, etc.). La experimentación está bien, pero no comprometas un disco entero, porque, como dije arriba, yo venía a escuchar música.

Otep es el ejemplo de cómo a alguien se le puede ir la olla. Empezó a hacer música y a gritar como vía de desahogo, y ahí empezaron las canciones conceptuales y agónicas. Pero luego fue mejorando y haciendo música más “normal”, enfocada como singles y para conciertos. Y ahí se le volvió a ir la olla, pero hacia otro camino. Hacia que es una artista polifacética, que hace poesía, música, pintura, performances, que es única. Y se le ha ido la olla en este sentido: a hacer cosas raras, a experimentar gratuitamente, a des-hacer música, a combinar música y poesía... y ha dado a luz un disco conceptual, y dentro de lo conceptual, creo que flojo. Le ha salido repetitivo, poco profundo, demasiado suave, y por momentos, hasta directamente aburrido. En la primera escucha del disco veía que empezaba otra canción en el mismo plan que las anteriores y me daban ganas de pasarla directamente, sin escucharla entera. Pero decidía darle una oportunidad, por si cambiaba una vez empezada, pero acababa sin más.

En fin, mal, muy mal. Una gran decepción de disco, del que no rescataré ni una sola canción para el mp3. El tatuaje de Sevas Tra sigue en pie, pero creo que voy a empezar a renegar un poco de la época post Smash the control machine.

(lo que me costaba llegar en las reviews al mínimo de 500 palabras y lo fácil que me salen aquí...)

1 comentario:

Isi G. dijo...

Aquí te salen mejor las palabras porque no tienes un límite, porque escribes por gusto y como te dé la gana. Disfruta con tus reseñas y que caigan muchas más, tantas como quieras.

Un besazo :)