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28 de julio de 2010

Mi primer “accidente” de coche.

Antes de empezar a contar nada, y vistas las reacciones de estos días, no ha pasado nada. Estamos todos perfectamente, y el coche ni va a necesitar arreglo. Cuento esto por la pura anécdota y porque no tengo casi nada más que contar. Si tuviera un verano ajetreado hasta lo pasaría por alto.
Empezamos.

Ayer martes volví a subir con la autoescuela a Coruña, a hacer más prácticas. Salimos un poco más tarde de lo habitual porque llevábamos de paso a una chica a hacer el examen teórico, y como lo tenía tarde, no había prisa.
Como es también cosa normal, los alumnos fuimos conduciendo. A mí me tocó de vuelta, así que las más novatas lo llevaron de ida. Con esta autoescuela no cogemos la autopista para llegar (aunque yo creo que pasar por un par de peajes con la autoescuela no está de más), sino que vamos por la carretera general. Esta vez una de las chicas lo llevó hasta la carretera del polígono de Carballo, y allí cambiamos los turnos.
Poco después de pasar una de las grandes rotondas que hay para el polígono, paramos en un arcén enorme en una carretera que estaba vacía, y se cambiaron el sitio del conductor. Le tocó a la chica que iba al examen teórico. Ya había hecho un par de prácticas por el pueblo, así que ya estaba lista para carretera. Se sienta, ajusta asiento, espejos, y la profesora le va diciendo cómo arrancar poco a poco.
Unos metros un poco más adelante, una carretera secundaria se incorporaba a la grande de dónde veníamos, también aparentemente vacía, y tan estrecha que ni reparamos en ella. La chica enciende el motor, baja el freno de mano, y va levantando un poco el embrague, tal y como le va diciendo la profesora. De repente, por la carretera esta secundaria aparece un Audi que te cagas, invade nuestro arcén para incorporarse en el sentido contrario en el que veníamos nosotros de una manera que si la hacemos en un examen el examinador grita y salta del coche en marcha, y a cámara lenta, vemos cómo los dos coches, prácticamente parados, avanzan lentamente el uno hacia el otro. Por un momento, parece que nos libramos por unos centímetros, pero de repente el Audi se mueve unos centímetros hacia adelante y escuchamos un pequeño “clonc” en nuestro faro derecho.

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Del coche sale una tía de unos 40 con pintas de “pija quiero, pero no puedo”, arrepintada, con taconazos y con andares de “ya te vale no haberme visto”. Cuando vio que era un coche de autoescuela con cinco tías dentro, se le cambió la cara a “soy amable”. Pidió perdón, dijo que iba “distraída, es culpa mía”, y que a ser posible no diéramos parte al seguro, que le pasásemos la factura y ella pagaba el arreglo del coche (jajajajajaja). Le dijo la profesora que posiblemente ni hubiera que dar parte al seguro, pero que dentro íbamos cinco personas, y con que una notase solo molestias por el coche, iríamos al médico. Como la Seguridad Social no cubre los gastos médicos por accidentes de tráfico, se le pasa la factura al seguro, por lo que hay que darle parte.
Nuestra profesora cubrió el parte del “accidente”, y mientras todas estábamos bien y la chica que tenía que conducir (que por encima de ser su primera vez, iba a examen) temblaba, volvimos a arrancar. A la media hora o así llegamos al sitio en el que hacen los exámenes teóricos y nosotras seguimos hacia Coruña, para dar vueltas todo el día.
Cuando miré la parte supuestamente accidentada del coche no había más que un rascazo, que creo que ya estaba ahí, y el cristal del faro se había hundido un poco. No probamos si funcionaba esa luz, pero a simple vista el coche no tiene nada.
Los pasajeros estamos perfectamente. Las dos chicas que iban conmigo detrás solo estuvieron nerviosas durante un rato, la profesora se quejaba de que le tiraba el cuello, pero que ya era de antes. Yo no llegué a notar nada, si tal durante los cinco minutos siguientes tenía tenso un hombro, pero como nos asábamos de calor estaba sentada de una manera rara en el coche para evitar tocarme a mí misma, así que será de la postura. Aún así, no volví a notar nada. Únicamente la chica que conducía, que cuando vio venir al otro coche se agarró al volante y en el momento que chocamos tenía la espalda muy rígida y le estuvo doliendo todo el día, pero no quiso ir al médico, sino que esperó a llegar a casa.
Yo me río por la tontería, la verdad. Tendría que haber sido cómico grabarlo desde fuera y luego verlo. Los coches se acercan, los pasajeros ponen cara de susto, los coches frenan, se libran del coche, y cuando estaba todo ganado, “clonc”.
Podríamos haber aprovechado para aprender a rellenar un parte del seguro (con la L seguro que lo necesitamos alguna que otra vez xD), aunque nadie dijo nada.


Mañana supongo que volveré a actualizar, que me voy a Portugal de vacaciones! A ver si es cierto que hay Wifi en el sitio donde nos vamos a hospedar los días que estemos fuera y cuento alguna que otra cosa… ahora tengo que buscar mi tarjeta de memoria para mi cámara, que el monstruo invisible me la tiene secuestrada, cuando yo a su vez tengo secuestrada la de David.
Hasta mañana!

3 comentarios:

Isi G. dijo...

Vaya cosa más extraña de accidente, nena :S Pero me alegro de que estés bien^^

Que te lo pases de puta madre en Portugal^^ Besotes!!!!

Anice dijo...

joer con la pija no veas xDD
wno suerte k no os paso nada ^^!
pasalo bien en portugal guapa! ^^

Estela Rengel dijo...

A casi un mes de sacarme el carnet di mi primer (y único) porrazo, así que sí, lo mejor sería que os hubieran enseñado aprovechando, porque yo no tenía ni zorra... xDDDD