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13 de julio de 2009

La Cueva Inmunda IV - Mi habitación

El curso ya acabó, ya me he librado de este piso para siempre (o por lo menos espero que su fantasma no me acose desde mis pesadillas) quiero acabar cuando antes con las fotos. Así que allí vamos a la última entrada sobre el tema, quizás la que más tengo grabada en mi cabeza porque es... sobre mi habitación.

Lo primero que encontramos al entrar en mi antigua habitación es que la puerta, en vez de ser toda de madera, tiene un cristal. Sí, como las de los salones o de los comedores. Gracias a dios era un cristal ahumado y mirando desde fuera, con la suficiente luz solo se veían sombras. Creí que tenía la foto por algún lado pero no la encuentro.

Lo siguiente que llama la atención es
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A decir verdad, ese cacho de mi habitación ya no me escandaliza. No, porque cuando fuimos a ver el piso estaba el techo y parte de la pared totalmente negros de humedad. El dueño dijo que lo arreglaría y... le pasó una mano de pintura por encima. Nada más. Y digo que no me escandaliza porque por lo menos aparenta blanco... xD

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Siguiendo por el techo aparece esto. Las paredes de mi habitación no son solo de diferentes colores, sino que también de diferentes materiales. La pared del frente da a la calle, y a modo de aislante le pusieron una especie de plástico imitando madera. También se limitó a darle una mano de pintura por encima. Y como los zócalos, cajas de enchufe y así eran muy difícil de pintar, no se les acercaron.

Otro cacho de las paredes: las ventanas. Originalmente no tenían persianas así que, como gran persona generosa y trabajadora que es el dueño del piso, me instaló unas persianas de aluminio tipo oficina. Desde este curso pasado soy capaz de dormir de día y con el sol dándome en los ojos, no había más diferencia de luz que los reflejos en la pantalla del ordenador.
Además, las cortinas no ayudaban demasiado...
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Sí, tienen grandes agujeros. Un detalle:
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Y ya que estamos con las ventanas... Alguno me habrá oído decir que este invierno (especialmente enero-febrero) muchas noches tuve que dormir con pijama de franela con camiseta interior, dos pares de calcetines, guantes y gorro porque el aire frío entraba por las ventanas.
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Y es que no cierran bien. No sé quién fue el inteligente que las montó o qué pasó para que se estropeasen, pero simplemente no cierran. Así que el aire entra tanto que no solo me mueve las cortinas (las maltrechas cortinas) sino que también llegó a abrirme la puerta.

Un pequeño inciso, que tenía que haber puesto en la entrada de la cocina pero me olvidé, y ya que estamos con las ventanas... lo que se ve inmediatamente: el "tendal".
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Aunque casi sería mejor llamarle "los hierros oxidados y sin cuerdas, ni poleas, ni nada". Espero que en la foto se vea el desastre que son.
Como dije en las otras entradas, mi tendedero habitual era el somier que no tenía cama, puesto en vertical contra la pared.

Por supuesto, cómo no iba a presentaros mi mesa de estudio:
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Sí, una tabla de madera (ni cortada con los ángulos en 90º ni lijados los bordes, por supuesto) sobre dos caballetes.
Como cuando alquilamos el piso no había mesas de estudio (los anteriores estudiantes se habían llevado las suyas, y muy bien que hicieron), le pedimos al dueño si nos podía conseguir un par de ellas. Y cuando entramos al piso a mediados de septiembre nos encontramos con esto.

Si os fijáis, bajo la mesa, hay un "enchufe", el único de toda la habitación:
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Enchufé el primer día esos cables, que van a una regleta, y no me atreví a volver a tocarlo hasta el último día. Los cables que están por la pared no sé de qué son, ya estaban ahí. No están enchufados ni conectados a nada, simplemente están.

Y para acabar... el colchón.
Los colchones tienen su historia propia. La cama de esa habitación tenía un colchón que a los dos meses empecé a voltear cada noche porque los muelles estaban descolocados, o a saber qué, y se me clavaban en la espalda cuando intentaba dormir.
Tras probar los cuatro lados, decidí poner el otro colchón de 90 (el de la cama que se había roto y no había arreglado el dueño) a ver si me iba mejor.
No me fue mejor, aunque me acabé acostumbrando a uno de los lados. Tenía un hueco en el que, si me ponía de lado, no notaba nada clavándoseme en la espalda. Y este lado era...
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...el lado del roto (creo que en el otro lado también estaba roto). Le puse al lado una moneda de 2€ para comparar su tamaño (es grande suficiente).
Ese roto me rompió dos juegos de sábanas. Uno, la sábana de abajo solo, y del otro, la sábana de abajo y también la de arriba (todavía no sé cómo).


Le escribí una carta a los próximos inquilinos. Tenía pensado esconderla para que no la encontrase el dueño y sí los alquilados, pero al final no la llevé. En ella le explicaba estas y más cosas, aunque sin fotos.
Empezaba como algo así:
"Estimado nuevo inquilino del piso Ronda de Outeiro nº300 13 Izq... si estás leyendo esto es que has cometido un error".

Gracias a todos por leerme. :)

2 comentarios:

Isi G. dijo...

Deberías haberla dejado por ahí... Aunque espero que no comentan más tu error.

Suerte guapa^^

Besotes!!!!!!!!

Anónimo dijo...

Jajajaajajaja... pues habría estado bien que le hubieses dejado la carta! XDD