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27 de octubre de 2010

Médicos informáticos

Después de un fin de semana con fiebre y con un dolor de garganta que me amargó no solo los días libres, sino también el concierto de Eluveitie y Korpiklaani (al que no pude ni siquiera ir u.u), me vi forzada a ir por fin al médico.
Llevaba semanas diciendo que tenía que ir, porque mis pastillas para la alergia se me quedaron pequeñas, y es incómodo estar llorando a lágrima viva en clase, sobre todo por si el profesor se asusta. Y ya no tuve excusa, estuviera curada del todo o no el lunes.
No me gusta ir al médico. Demasiados viejos y demasiados quejicas, evito ir salvo que sea totalmente necesario. Mucho menos pasar por Urgencias, como me sugirieron varias personas al enterarse de que llevaba más de 24h sin conseguir bajar de 38 ºC y dolerme la garganta al hablar. Urgencias salvo que me esté muriendo (si es “necesario” paso) no voy. A lo mejor tiene que ver que mi padre trabaja en Urgencias, no sé xD
El viernes me desperté con las amígdalas enormes, de estas veces que bajas la cabeza y te las pillas con la mandíbula. Fui a clase, pensando en que con el tiempo se me pasaría (como se me pasa el dolor de garganta normalmente), pero ya en la primera clase empecé a encontrarme mal. Me salté la siguiente clase, a ver si mejoraba, pero no fue a mejor, y decidí irme para el piso.
Tuve la suerte de que Iris estaba en su piso, y se ofreció a hacerme de comer. Yo solo quería que me encendiese los fogones para hacer una sopa, pero dijo que ya lo hacía todo ella. Estando con ella noté cómo me iba subiendo la fiebre y me iba encontrando mal, y más o menos estuve así hasta la mañana del sábado. Por la tarde vino David a cuidarme un poco, y la pasamos solos en el piso (todos se fueron inesperadamente). Pobriña yo, estuve dolorosa toda la tarde. Y pobriño David, estuve quejándome toda la tarde.
Me desperté el sábado mejor, y estuve más o menos igual todo el domingo. Sobre unos 37 ºC y ya comía normal, y, sobre todo, me apetecía comer sólido. El lunes me desperté bien, pero David ya me había mandado ir al médico, estuviese bien o no. Y el lunes por la mañana no fui a clase, para ir a pedir segunda zona médica, cita y todo eso.
Pese a estar bien el lunes, hoy me desperté otra vez un poco tocada de la garganta. Mientras estaba en clase notaba cómo me volvían a molestar las amígdalas, y aparecía otra vez ese malestar por la espalda de empezar a subir la temperatura. De paso que iba a comentarle lo de la alergia, le decía lo de la garganta.
Hoy martes me tocó ir al médico. Es la tercera vez que voy al médico (desgraciadamente) desde que se empezó a informatizar la Sanidad. Y no son mis penas las que me llevan a escribir hoy, es

me cago en la Sanidad informatizada

Desde hace unos meses se está implantando la receta electrónica, los historiales en línea para todos los médicos, y los ordenadores dentro de la propia consulta. Y me cago en todo. De las tres veces que fui, fueron tres médicos diferentes (uno mi médico de cabecera, otro uno de Urgencias –fue cuando todavía no sabía lo de las zonas médicas-, y otro el de hoy), y solamente me sentí atendida por uno de ellos. Los otros dos, entre que todavía no saben manejar el programa, los fallos continuos que da el programa y que los médicos actuales no son de la generación de la informática, y la mayor parte no tienen ni idea de mecanografía o de escribir en qwerty… de los 10 minutos que estás en la consulta, solo 3 tienes la atención del médico.
No sé si es que tengo un gran médico de cabecera, pero cuando estoy enferma y me dan medicación, estoy acostumbrada a que me digan qué tengo, qué me dan y cómo se toma, como mínimo. De las dos veces que me atendieron con ordenador de por medio, me miraron, hicieron ajá ajá, se pasaron 5 minutos escribiendo a ordenador con un dedo con sonidos de error de Windows de fondo y me mandaron a la farmacia.
Y ahora, por ejemplo, tengo que tomar antibióticos, y no sé por qué. No sé si tengo las amígdalas un poco inflamadas, si tengo placas o solo me los dio para despacharme (entraron en la consulta antes que yo muchos pesados). No me preocuparía si no fuese porque desde Semana Santa ya llevo dos tantas de antibióticos.

Me da muchísima rabia. Odio estar delante del médico y que él esté hablando solo con el ordenador, y yo escuchando teclear, y sentirme ignorada. Los médicos no tienen formación o práctica con el programa del Sergas, que da más fallos que Windows 98. Mientras no cogen la destreza necesaria, el programa no empieza a funcionar como debería o lo que sea, odio tener que ir a una consulta y sentirme idiota. Me siento sustituida por un ordenador que da fallos, que lo que yo tengo es menos importante, o que no merece atención. Y sobre todo, la falta de comunicación. Sentarme, callada, y mirar. Hoy no tuvo que preguntarme qué antiinflamatorio tomaba, porque ya lo ponía el ordenador, y aunque sea una tontería, me siento, eso, “sustituida”. Es incómodo estar en la consulta con cara de tonta o de fiebre y en silencio.

Esperemos que no dure demasiado esta época y que esto se acabe de modernizar pronto…

3 comentarios:

Anxo dijo...

Por cierto, 200 entradas de blog :)

Sandra dijo...

Espero que se te pase todo el malestar pronto, mientras tanto, te cuento que en Valencia vivimos la misma situación con la sanidad... y no sé si da ganas de automedicarse o de cargarse al genio que ideó la generalización de la informática en las consultas.
Prefería no entender la letra de las recetas, oye.

Besos y enhorabuena por las 200 entradas ^^

Isi G. dijo...

Aquí en Andalucía, llevamos años con el Diraya y ya más o menos se manejan. Eso sí, sigue siendo un reto lo de las recetas, ni te cuento la que liaba yo con las recetas enfermeras y las tarjetas (el programa es lioso de cojones y tiene más protocolos que yo qué sé)

En fin, nena, espero que por ahí arriba se acostumbren pronto y presten más atención a los pacientes. Un besazo y mejórate^^