Visto que la otra entrada que escribí sobre el DRAE y la RAE es una de las entradas que más está atrayendo gente desde diferentes buscadores, y que me está empezando a hervir la sangre antes de tiempo, voy a volver a explayarme con ellos.
Voy a partir de la premisa que no me creo lo que dicen los periódicos, mucho menos los digitales, donde todos hemos leído la noticia de la reforma ortográfica. Si en los impresos las noticias siempre tienen fallos e imprecisiones, en los digitales mucho más. No hay más que leer la misma noticia en diferentes medios y los datos básicos sobre ella cambian.
Supongo que cuando salga a la venta la nueva Gramática del español buscaré un ejemplar y miraré directamente los cambios que han hecho, porque de los periódicos y sus datos no me fío. Mientras, tengo que tirar con lo que ellos dicen, a esperas de ir mañana a clase de Lexicografía y ver si el profesor nos cuenta algo, él que está cercano a los círculos de la RAE y seguro que tiene mejor información que cualquiera de nosotros.
Desde el principio entonces:
Hace unos años, en la década de los 1990, desde ciertos sectores de Lationamérica se vino “denunciando” que la Academia de la Lengua española se estaba dedicando solamente al español hablado en España, sin tener en cuenta todas las variantes que tiene en el resto de países donde también se habla español.
Estudiosos de la lengua y la Historia se fueron juntando poco a poco en esos países “olvidados” por la RAE para formar sus propias Academias de la lengua. Así, ahora mismo tenemos diferentes Academias por toda América: en México, Argentina, Venezuela, etc. Muchos países tienen su propia Academia, que trabajan para la variedad de español que se habla en su país. En México no hace mucho crearon un diccionario escolar adaptado especialmente al “mexicano”, para que fuese de uso fácil entre los niños. También se hizo luego en Argentina y en más países; y también diccionarios más “serios”, no para escolares.
Aún así, la “autoridad” la seguía teniendo la RAE. Ellos hacían el diccionario que de verdad se consultaba y se tomaba en serio. Estas otras Academias le “reclamaron” que sus palabras propias no estaban recogidas en su Diccionario de la lengua española, cuando también pertenecían al español. Recordemos que el español de España no es más que una variante; lo del español neutro se abandonó hace muchos años, es algo irreal, no existe ni se tiende a alcanzarlo. Entonces la RAE aceptó que se incluyesen sus palabras y expresiones propias en el DRAE. De ahí salió la acepción de “gallego” como “tonto”, y muchas más otras palabras que entraron sin revisarlas demasiado y que para la 23ª edición que se está preparando, estarán corregidas.
Entonces, la RAE y las otras Academias empezaron a trabajar juntas. Entre otras cosas, se hizo el Diccionario Panhispánico de Dudas, se elaboraron varios corpus, y se pusieron en marcha otros proyectos conjuntos. También la RAE mantiene sus trabajos “individuales” como el Diccionario Histórico y así.
De ese trabajo conjunto acaba de salir la nueva Gramática, en un esfuerzo por “unanimizar” el español de todo el mundo. No de acabar con sus variantes, ojo, sino de acercar los aspectos ortográficos para que la comunicación sea más fácil; y dentro de la ortografía ya extendida, más coherente con las propias normas que ellos impusieron hace tiempo.
Intento explicar lo que más problemas da:
La “i griega” se llamará “ye”, y “b” y “v” no serán “be alta” y “be baja”; “ch” y “ll” dejan de ser letras del abecedario. Los españoles no nos damos cuenta y muchos no lo sabemos, pero en América se explica el abecedario de una manera diferente. Siguen teniendo como letras “ch” y “ll”, cuando en España hace mucho que no se consideran. Sus abecedarios, los de América, dejan de considerarlas también como letras ahora. Lo mismo que “be alta” y “be baja”, para llamarle de la misma manera a la b y la v en todos los países (no sabéis lo complicado que es para un sudamericano ir al BBVA xD).
Así como ellos acaban de “ceder” cuatro letras, se nos pide a los españoles que cedamos una: la y. En vez de llamarle “i griega” pasaremos a llamarle como ellos, “ye”. Con esto, nadie va a obligar a nadie a decir “ye” en vez de “i griega”. A quién más va a afectar va a ser a los niños que empiecen ahora a leer, que les dirán desde el principio que se llama así. Ellos dentro de unos años dirán con naturalidad “ye”, sin que sea esto un problema para nadie *
Solamente se busca hacer un abecedario único para todo el español, que todos los hablantes aprendan un mismo abecedario, porque hablan la misma lengua.
“Sólo” pierde la tilde. Dicen que no hay posible confusión entre las dos palabras, así que la tilde diacrítica se pierde. Personalmente, no veo en esta palabra una variación semántica tan importante como para hablar propiamente de dos palabras diferenciadas, más allá de los diferentes usos sintácticos que tengan. Además, ahora mismo, consultando la versión digital del DRAE, veo que “sólo” escrito sin tilde ya estaba aceptado en la 22ª edición, y hasta ahora nadie se ha muerto. Yo misma llevo varios años escribiendo sin tilde las dos formas y no ha habido problema ninguno de ambigüedades ni compresión.
Se consideran monosilábicas nuevas palabras. La sonada “guión sin tilde”, por ejemplo. Han visto que en realidad esas palabras son monosilábicas y entonces, según las reglas ortográficas, no se acentúan. A mediados de siglo se le quitó la tilde a “fue” por la misma razón. Salvo por razones de tildes diacríticas ningún monosílabo se acentúa. Con esto se intenta dar coherencia a las propias normas ortográficas ya establecidas y aceptadas.
“Vale, pero es que yo lo pronuncio en hiato, por lo que son dos sílabas…” ¿Pronunciamos en hiato porque realmente la palabra es así, o porque lo vemos escrito como hiato y adaptamos la fonética a la escritura? Para los no “acercados” a la lingüística os digo que lo que prima siempre, siempre, es la lengua oral, no la escrita. La escrita se debe someter a la oral, nunca al contrario.
Cuórum y no quórum. Este cambio sí que no lo entiendo. Siempre entendí que quórum era un cultismo, tanto que conserva la –um final del latín (en la evolución de palabras, es el primer rasgo que pierden). No veo sentido entonces cambiar la q- por una c-, en vez de mantener la forma original.
Y a todos estos cambios hay un “pero”, que los periódicos no están diciendo. Son cambios preferentes no obligatorios. Es decir, si quieres seguir diciendo “i griega” y escribiendo “sólo”, hazlo. No hay ningún problema con eso. Si tienes dudas sobre qué decir o estás redactando un escrito académico, usa la forma preferente. Pero no va a pasar nada si no lo haces en tu vida diaria, en cualquier texto que tengas que hacer.
Salvo el cambio de las palabras monosilábicas, que empiezan a formar parte de la norma anterior y su uso es obligatorio, el resto de los cambios, si no quieres hacerlos, no los hagas.
Con esto, la RAE no está “cediendo ante los canis”, o “simplificando la norma”, ni nada de eso, como tantas veces estoy escuchando estos últimos días. No son cambios para hacer más fácil la ortografía, son para unificarla con la del español de América.
Es más, ni siquiera es una decisión única de la RAE. En todos los cambios han participado académicos de todos los países en los que se habla español, aunque sea la RAE la que edita la gramática y es la que va a aparecer en los “créditos” en grande. Estos cambios que ahora nos afectan a los españoles también les afectan a los americanos, es un esfuerzo para que todos escribamos de la misma manera, ya que hablamos la misma lengua.
Ya alejándome de todo esto, no entiendo el propósito que tiene protestar y enviar reclamaciones a la RAE por todo esto; la decisión no ha sido solo suya y no ha sido fácil. Antes de aceptar las cosas, tienen que exponerse, debatirse y votarse (de ahí la lentitud que los filólogos tanto les reprochamos). Ninguna de estas decisiones se ha tomado a la ligera, está muy pensada y muy debatida entre mucha gente que sabe mucho de lengua.
No entiendo con qué cara una persona que no sabe lo que es la fonología puede reclarmarle a esa gente que una palabra pierda su tilde (cuando esta palabra es monosilábica) o que una letra se llame de manera diferente, solamente porque está acostumbrada a que las cosas sean así. Si se edita una nueva edición de la Gramática (¡¡¡por fin!!!, he de añadir) es porque hay cambios que esa gente, la que más sabe de lengua de entre todos los hablantes nativos y no nativos de esa lengua, piensan que hay que hacerlos.
Creedme, la RAE tiene suficiente trabajo encima ahora como para meterse en percales innecesarios.
Y sin más, me despido. Mañana tendremos clase de Lexicografía y quizás toquemos este tema y tenga que hacer un Anexo a esta entrada, pero no estoy segura.
Quien quiera hacer cualquier apreciación, los comentarios están abiertos a quien lo crea necesario o pertinente. Siempre, como siempre “esto es un blog, no un sms” y educación y esas cosas.
*Esto mismo pasó hace unos años en el gallego. Se intentó recuperar la palabra “Deus” y sustituirla por el castellanismo “Dios”; hoy en día toda nuestra generación hablamos con “Deus” y no con “Dios”. Nos parece lo más normal del mundo, y toda la gente que decía “Dios” sigue diciéndolo sin ningún problema.
3 comentarios:
Sé que esta entrada es incompleta e inexacta. Nótese que es una 1 de la mañana, llevo dos horas escribiéndola y hay un momento en el que hay que hablar o reventar. No pude dejarla para mañana porque quiero ver si mis propias opiniones cambian tras ir a clase de Lexicografía, me urgía publicarlo, quedara como quedara.
A ver qué pasa.
Acabo de llegar de clase de Lexicografía. No hemos tocado el tema más que por encima, solamente como anécdota (el profesor dejó caer que tampoco entiende la decisión de "cuórum", pero tampoco explicó por qué). Lo que sí dijo es que se va a invitar a Salvador Gutiérrez Ordóñez a que nos de una conferencia sobre los cambios, a ser posible este mismo curso.
Sí, es una reforma tan debatida y estudiada que han quitado la tilde a "truhán", que obviamente es un hiato ortográfico.
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